De Ricardo a Pepe, historia de una bufanda

C. L. / Córdoba

04 de julio 2012 - 05:02

La celebración de la tercera Eurocopa para la selección española de fútbol ha dejado mil y un detalles. Unos se quedarán con la imágen de los hijos de los futbolistas sobre el césped del Olímpico de Kiev. Otros no podrán olvidar el descenso de Arbeloa del autocar en plenas calles de Madrid. Los menos se quedarán con la borrachera de éxito de algunos internacionales. Y los cordobeses mirarán a Pepe Reina, el particular speaker de un equipo que se ha acostumbrado a ganar, pero que es mucho más que eso en este grupo que ha cambiado la historia del fútbol mundial con un triplete que lo convierte en leyenda. Lo reconocen todos los compañeros de un vestuario en el que también lucieron los colores del Córdoba. Porque el portero de Liverpool es cordobés. Por eso no dudó en recoger la bufanda que un aficionado le regaló nada más colgarse la medalla para pasearla en la fiesta postpartido. Una bufanda con una larga historia, tanta como los 3.880 kilómetros que separan Córdoba de la capital ucraniana.

Ricardo, un aficionado cordobesista, socio del club de su ciudad y miembro de la Peña Azahara, tenía muy claro qué no tenía que faltar en su maleta cuando preparó el viaje a Kiev: un motivo de su Córdoba. Es lo que tiene cuando una ama unos colores, que nunca reniega de ellos, que siempre los quiere hacer partícipes de los días de gloria. Junto a los motivos de España, ese rojo ya universal, este cordobés no olvidó su bufanda. Durante el partido la zarandeó tantas veces como pudo, celebrando cada pase, cada gol, con los que la selección se paseó ante Italia. Y cuando acabó el partido, con La Roja otra vez como campeona de Europa, sólo un objetivo ocupaba su cabeza: entregársela a Pepe Reina para que el cordobesismo también estuviera representado en la fiesta.

La suerte quiso que la localidad que ocupó Ricardo estuviera al lado del pasillo que conducía a los jugadores de nuevo al terreno de juego. La selección tenía que pasar a su vera después de recoger de manos de Michel Platini las medallas y la copa que la acreditaban como la mejor selección de Europa. Y cuando Reina pasó a su lado, le dio el testigo. Ahora tocaba que el escudo del CCF se paseara por el verde, después de haber lucido en las gradas. El portero se la puso al cuello para convertirse en el embajador del cordobesismo, mezclando los colores blanco y verde con los de la camiseta del Betis que lució en homenaje a Miki Roqué. Gesto de caballero. Detalle de un grande que no olvida sus raíces. Un hombre al que la Peña Azahara quiere hacer socio de honor. Lo harán en los próximos días, en los que el internacional estará de vacaciones en casa, haciendo gala de su origen cordobés.

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