Juegos Olímpicos
  • El cordobés afronta su quinta cita olímpica, segunda como el seleccionador español al mando de una ilusionante hornada de púgiles que miran al podio

Rafael Lozano: la voz de la experiencia en los Juegos

Rafael Lozano bromea con sus boxeadores en el gimnasio. Rafael Lozano bromea con sus boxeadores en el gimnasio.

Rafael Lozano bromea con sus boxeadores en el gimnasio.

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

El boxeo español acude a los Juegos Olímpicos de Tokio con ilusiones renovadas. Cuatro deportistas representarán a España en la cita, después de un gran ciclo olímpico que ha servido para recoger los frutos del trabajo que en el último lustro encabeza el cordobés Rafael Lozano. El Balita, uno de los grandes mitos del pugilismo nacional, afronta sus segundos Juegos desde la esquina, con la misión de conducir a sus pupilos a la gloria que él mismo alcanzó hasta en dos ocasiones.

Lozano es uno de los deportistas cordobeses más laureados en lo que a Juegos Olímpicos se refiere. Barcelona 92 fue su primera gran cita, en la que logró un quinto puesto, que cuatro años más tarde le sirvió para escalar hasta el bronce en Atlanta 96. Su meteórica carrera olímpica se cerró con la plata de Sidney 2000, una presea que colocó al cordobés en el olimpo del boxeo español.

Ahora, dos décadas después, Lozano encabeza un ilusionante equipo español en el que Gabriel Escobar, José Quiles, Gazi Jalidov y Enmanuel Reyes Pla parten con opciones de alcanzar el podio. "Nuestros muchachos son unos guerreros, se adaptan a cualquier situación", comenta con orgullo el seleccionador cuando se le cuestiona por la dificultad añadida del coronavirus en unos Juegos ya de por sí exigentes para los boxeadores.

Una simple conversación con Lozano basta para comprobar que rezuma pasión por el boxeo. Poco importa que le coja en plena concentración en Alicante, ultimando la preparación del equipo español. Para Rafa, los Juegos son el momento cumbre en la carrera de un boxeador y él ha tenido la suerte de vivirlo desde ambos lados, dentro y fuera del ring. "La vivencia es diferente. Cuando eres el competidor, solo miras por ti mismo. Yo iba con mi entrenador y no tenía que preocuparme de nada. Ahora, si llevas cuatro boxeadores, son cuatro preocupaciones por evitar lesiones, por mantener el peso, por que tengan un buen sorteo… Es mucho más angustioso. Cuando eres tú el que está en el ring, tienes las cosas claras, pero desde el rincón cuesta más y acabas los combates agotado", asegura el cordobés.

"No soy el que más cobra en la Federación, pero las ganas no van en el sueldo; es mi vocación"

Lozano tiene motivos de sobra para estar satisfecho. Con un presupuesto más que modesto, la Federación Española de Boxeo ha conseguido su mejor número de representantes desde que existe el actual sistema de clasificación olímpica. "El trabajo está más que cumplido. Nosotros tenemos un presupuesto muy reducido, con pocos recursos y avanzamos poco a poco. Yo tenía claro lo que quería cuando entré al equipo y el trabajo está dando sus frutos ahora, porque no podemos ir más deprisa, muchas veces por esa falta de recursos", comenta el cordobés, que en su día fue el encargado de captar a Quiles y Escobar, cuando apenas eran dos niños, y que posteriormente ha sido decisivo también para consolidar en el equipo español a Gazi Jalidov, un refugiado ruso afincado en Logroño desde hace más de una década, que ha dado un salto exponencial bajo la supervisión del seleccionador. Hasta en el caso de Enmanuel Reyes Pla, que obtuvo la nacionalidad española por carta de naturaleza tras dejar Cuba, las gestiones de Rafael Lozano con el CSD fueron decisivas.

Sus apuestas respondieron y Lozano ve a sus chicos con opciones reales de subir al podio, sobre todo en los casos de Escobar y Pla, que competirán en el mosca y el pesado, respectivamente. "Todo boxeador que va a los Juegos es bueno, casi de lo mejor de su continente. Pero sí que te digo que los muchachos que llevamos están con una confianza increíble y una ilusión muy grande. Saben que tienen posibilidades", explica el seleccionador, confiado en volver de Tokio con, al menos, una medalla que "ayudaría mucho" al boxeo olímpico en España.

En puertas de sus quintos Juegos Olímpicos, Lozano mantiene la ilusión del primer día. Su vocación por el noble arte sigue intacta y no ha perdido ni un ápice desde que colgó los guantes. "A mí el boxeo me ha dado el ser lo que soy en la vida y si he llegado a ser alguien es porque lo he vivido con mucha intensidad. Yo, por ponerte un ejemplo, no jugaba al futbolín para evitar lesiones en las muñecas. He sido muy obsesivo porque lo vivía así. No soy el que más cobra en la Federación, pero las ganas no van en el sueldo. Es mi vocación y de ahí he hecho mi profesión. Yo vivo el boxeo con mucha intensidad", explica el cordobés.

El recuerdo de Barcelona 92

Ganador de dos medallas olímpicas en Atlanta y Sidney, al actual seleccionador español se le quedaron sin embargo en la retina los Juegos de su debut, los de Barcelona 92. "En Atlanta y Sidney yo iba de la competición al cuarto, luego al comedor y otra vez a la habitación. Era cuadriculado en ese sentido. Los de Barcelona los viví mucho más. Allí también me impresionó el tener al lado boxeadores que yo admiraba y que de repente eran mis rivales. Ya en los siguientes Juegos los miraba de tú a tú pero en aquel momento eran ídolos. Luego les pierdes el respeto y ya les quieres pegar", cuenta entre risas.

Y sin perder la perspectiva del presente, a Rafael Lozano el futuro le plantea el sueño de ver a su hijo en una cita olímpica. ¿Serán los Juegos de París 2024 los primeros para el actual subcampeón de Europa de su categoría, con solo 16 años? "Posiblemente le pille aún joven, porque el equipo que tenemos, en su categoría, es joven. Posiblemente haya cambios de peso y él pueda tener su opción, pero todavía lo veo joven", reconoce Lozano, que ve un talento en su hijo que él asegura que no tenía a su edad. "Sí que es verdad que él ha tenido algo que yo no tuve, que es un inicio adecuado en la técnica y la táctica. Yo con su edad era un boxeador bruto y me tuvieron que ir puliendo muy poco a poco. Yo debuté con 15 años y él lo hizo con 13, con 16 años ya es subcampeón de Europa y campeón de España durante tres años. Hace sparring con Gabriel Escobar, con Martín Molina, gente que es élite en su categoría. Es un chaval que ve las acciones muy claras, yo era más currante, pero él tiene una lectura de los combates tremenda", explica con la pasión indisimulada del padre que hay detrás del seleccionador nacional.

Mientras ese relevo generacional se cuece a fuego lento, Rafa Lozano tiene por delante el reto mayúsculo de devolver al boxeo español a un podio olímpico. Con cuatro balas en la recámara, el equipo español acude preparado para todo y con la baza de contar en la esquina con una leyenda. La voz de la experiencia, que canta los golpes a sus pupilos con orgulloso acento cordobés.

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