Rafa, ante lo desconocido

Natación

El cordobés viaja a Lausana, donde mañana testificará ante el Panel Doping de la FINA en un caso que no tiene precedentes

Rafa, ante lo desconocido
Rafa, ante lo desconocido
José Carlos León / Córdoba

03 de agosto 2010 - 05:02

Un viaje a lo desconocido. A eso se enfrenta Rafa Muñoz, que hoy viaja a Lausana para testificar a primera hora de mañana ante el Panel Doping de la FINA acerca de su caso de violación del sistema ADAMS, una negligencia meramente administrativa que, sin embargo, puede costarle una sanción y perderse el Europeo de la próxima semana en Budapest.

Porque ni la propia FINA tiene reflejado en su archivo de casos de dopaje uno que se asemeje al de Muñoz, cuya culpa es no haber comunicado hasta en tres ocasiones su paradero para estar plenamente localizable en todo momento. En ningún caso se puede hablar de doping, ya que no hay evidencias contra el cordobés -que incluso aportará los negativos arrojados en tres controles esta misma temporada-, pero la política de tolerancia cero de la AMA iguala ese olvido con el posible ocultamiento de un caso de dopaje.

De hecho, todas las sanciones admitidas por la FINA se deben al uso de sustancias prohibidas, todas menos una, la que en enero de este año le costó un año de suspensión a la nadadora húngara Nikolett Szepesi, el único caso que podría compararse al de Rafa, pero con notables diferencias. Unas invitan al optimismo, pero otras hacen que la sombra de una posible sanción se haga más alargada.

Nikolett Szepesi (22 años) remitió a la FINA en enero de 2009 el formulario de retirada de la competición activa, aunque en agosto de ese mismo año anunció su regreso a las piscinas, algo que se hizo efectivo en noviembre de 2009. El problema estriba en que oficialmente, nunca informó de su vuelta a la competición. La regla 5.6.2 de la legislación antidopaje de la FINA establece que un nadador que ha notificado oficialmente su retirada y que posteriormente desee retomar la actividad tendrá que avisar a la Federación Internacional con un plazo de nueve meses antes de su primera competición oficial, un periodo en el que tendrá que estar disponible para cualquier control por sorpresa.

El caso de Muñoz es diferente. El mariposista del Parque Cruz Conde se apartó voluntariamente de la competición en agosto de 2009, justo después de lograr dos bronces en el Mundial de Roma. Entonces comenzó un periodo sabático de seis meses en los que abandonó los entrenamientos y cualquier competición, hasta que en febrero de 2010 regresó a la rutina en el CAR de Sant Cugat. Ese "periodo de reflexión", como él mismo le llamó, no significó en ningún caso una retirada, sino un paréntesis en el que la FINA seguía contando con él como deportista de alto nivel, y por tanto, sujeto a todas las obligaciones en lo concerniente al sistema ADAMS.

A partir de aquí llegan las semejanzas. La propia FINA señaló en el expediente sancionador a Szepesi que estas medidas están encaminadas a evitar "lo que eufemísticamente se puede llamar vacaciones de dopaje", es decir, un periodo de retiro voluntario (en el que supuestamente no habría que pasar controles) para volver tiempo después a la competición. En manos de la Federación Internacional estará determinar si el semestre sabático de Muñoz se puede considerar una retirada momentánea.

En su artículo 10.3.3 de la ley antidopaje, la FINA establece sanciones que pueden ir desde el año a los dos años, y en el caso de Szepesi optaron por la menor atendiendo a una serie de factores que sí enlazan con el expediente de Rafa Muñoz. En primer lugar, la Federación reconoce que la nadadora húngara "no tenía el propósito de evitar los controles", lo que no le eximió de la sanción. En otro punto del archivo, el Panel Doping acepta las explicaciones de la magiar, que apunta a "motivos personales" para explicar su falta, un punto que coincidirá con la defensa del cordobés en Lausana.

Por último, la FINA también amonestó a la Federación Húngara por no implicarse en el asesoramiento a su nadadora pese a ser consciente del error en el que estaba incurriendo. Esto podría repetirse con la RFEN como afectada, ya que ningún responsable de la Federación avisó a Muñoz del incumplimiento de la regla y, como se señala en el expediente Szepesi "falló en su deber de asesorar a la nadadora a que entendiera las normas de la FINA en el idioma inglés ni asistió adecuadamente a Szepesi en el proceso de su retirada".

La responsabilidad de las federaciones nacionales afectadas en el caso son incluso mayores, pues la FINA amonestó a la Húngara diciendo que "falló espectacularmente en su responsabilidad de conocer, comprender, aceptar y aplicar las normas de la FINA".

Así que uno de los mayores problemas que puede tener Rafa Muñoz no es que la Federación Internacional le culpe de evitar voluntariamente su obligación de estar localizable en todo momento, sino que el estamento internacional quiera castigar a la Federación Española por su irresponsabilidad. La FINA concluyó el expediente Szepesi indicando que "como muchos otros nadadores harían en su caso, ésta puso su confianza en que la federación nacional le explicara las reglas aplicables. En este caso particular, la señorita Szepesi recibirá desafortunadamente una importante sanción debido en gran parte a que su federación cayó muy por debajo de los estandars del profesionalismo y del cuidado que se espera de una moderna federación nacional".

Por todo esto, Nikolett Szepesi recibió una sanción de un año "por su primera violación de las reglas antidopaje", al tiempo que la Federación Húngara tuvo que correr con todas las costas del caso. Diferente, pero semejante, el asunto de Rafa Muñoz pasará mañana por la sede de la FINA en Lausana, y todo con el Europeo de Budapest a apenas cinco días vista.

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