Rafa, bronce en la mejor carrera de la historia
El cordobés logra su segundo metal en Roma, sólo superado por el récord del mundo de Michael Phelps y por el serbio Cavic


Rafa Muñoz logró la medalla de bronce en la final de los 100 mariposa del Mundial de Roma, la que sin duda ha sido la mejor carrera de la historia en la distancia. Tras su bronce del pasado lunes en los 50, el cordobés demostró su calidad en una prueba que vio el resurgir de Michael Phelps, que ganó el oro batiendo el récord del mundo con un sideral 49.82.
El de Baltimore se convirtió en el primer hombre capaz de bajar de los 50 segundos y, de paso, zanjó el debate abierto con Milorad Cavic desde el pasado verano en Pekín. Entonces, el americano derrotó al serbio en una polémica final que dejó un buen puñado de interrogantes. El balcánico había calentado la final con una catarata de declaraciones y, sobre todo, con su récord del mundo del viernes en las semifinales, un 50.01 que empequeñeció el 50.22 que Phelps había logrado hace apenas unas semanas en Indianápolis. Pero todo eso quedó ayer en el olvido después de la mejor carrera de la historia.
Porque la final de los 100 mariposa era la cita más esperada de todo el Mundial, la revancha del duelo Phelps-Cavic, pero en esa batalla se había metido un español, un cordobés: Rafa Muñoz. El mariposista del Navial se plantó en la final con el tercer mejor tiempo de los participantes, sólo por detrás de los dos colosos, y por eso partió desde la calle tres, dejando la cuatro al americano y la cinco para el serbio.
Esta vez tocó el Jaked negro, y sí hubo gesto cómplice durante la presentación. Rafa estaba listo para pelear con los gigantes. Su salida fue sólida, sólo por detrás de un Cavic que desde el poyete partió con ventaja. El cordobés mantuvo el tipo y tocó segundo la pared al paso por el ecuador de la prueba con 23.24, sólo por detrás de Cavic (22.69) pero por delante del australiano Lauterstein y del propio Phelps, que sólo era cuarto con 23.36, a más de seis décimas de su gran rival por el oro.
Pero en el viraje comenzó una carrera nueva, 50 metros que pasarán a la historia de la natación. Phelps, rezagado hasta entonces, comenzó a progresar, aunque Cavic mantenía la delantera con parciales por debajo del récord del mundo. El serbio dominó hasta los 80 metros, mientras que por detrás Muñoz tuteaba al estadounidense, haciendo por momentos que la plata fuera un sueño posible.
Pero el genio de Baltimore, el octacampeón olímpico en Pekín, sacó su enorme calidad en los últimos 20 metros con una remontada imposible. Centímetro a centímetro, fue comiéndole el terreno a Cavic, que parecía hundirse a medida que se acercaba la pared. En las brazadas finales, el americano completó su obra y tocó primero, sin que esta vez hubiese lugar a la duda. Phelps destrozó el récord del mundo con 49.82, haciendo inútil el excelente 49.95 de Cavic, que bajó también de los 50 segundos. Por detrás, completando una enorme segunda piscina, llegó Rafa Muñoz para ganar el bronce con 50.41, su mejor personal mejorando los 50.46 que logró en abril en Montpellier. Por detrás, muy lejos, el venezolano Subirats (50.79) no representó una amenaza para el cordobés.
Así, mientras Phelps celebraba su éxito, mostrando al mundo su LZR Speedo, Rafa sabía que había entrado en la historia.
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