Balonmano l División de Honor Plata

El Prasa se bebe el derbi

  • Los pozoalbenses someten al Ars desde la defensa y se colocan cuartos, por delante de los palmeños · Los nueve goles de renta otorgan el 'goal average' a los vallesanos

No era un derbi más. Era un día muy especial. Por primera vez ambos equipos se medían jugándose lo mismo, el play off de ascenso. Por primera vez, el Palma llegaba por delante en la clasificación. Y fue una gran fiesta, aunque el que se lo bebió todo fue el Prasa, que arrolló en su pista del Juan Sepúlveda.

Hay mil formas de vencer, casi tantas como de perder, pero el Prasa ganó de la única manera que se le ofrecía: haciendo que el Palma no marcara goles. Se quedó en 17 cuando su media es de 31.5. Y eso que cinco de sus goles los hizo a los siete minutos, cuando los palmeños se pusieron con un 1-5 inquietante para el Prasa. El Ars tuvo el partido en su mano, pero se le marchó por la cabeza pues el Prasa pensó mejor.

No obstante, los palmeños completaron siete minutos perfectos, los primeros, hasta que Vico apareció en la orilla y De Hita en la portería igualando las fuerzas. Mientras los de César Montes se lamentaban por la renta que habían perdido, el Prasa se crecía más y más hasta ponerse por delante al cuarto de hora. A Vermirovsky no le dejaban respirar, por lo que no podía sacar ni la mano para desenfundar, y el Prasa empezó a correr tanto o más que el Palma, atacándole con sus armas para tomar dos goles de ventaja antes del descanso.

Para entonces, el Palma ya estaba cabreado con todo: por cómo le habían remontado, cómo le estaban pitando los árbitros y cómo la suerte le había abandonado, pues con el reloj a cero en el final de la primera, Quino Soler tiró al palo con la suerte de que el mismo palo lo escupió adentro. César Montes ya sabía que no iba a ser su día.

Sería la suerte del ganador, aunque el Prasa Pozoblanco vio cómo en el arranque de la segunda, el Ars le empataba. Ahí se quedó, porque de pronto apareció Espigol, que no goza del cariño palmeño pero sí de su afición. Decían que estaba lesionado, pero corría como las liebres y se metía por todos los matorrales hasta llegar a la portería.

Mientras tanto, los visitantes echaban en falta a Javi García, quien parecía andar todavía por París, pues nunca se metió en el partido y se fue sin hacer gol. Desconocido y exhausto, el internacional júnior le dio la razón a Cumplido, quien dijo que el jugador no iba a estar para jugar el partido. Estaba físicamente, pero no mentalmente.

En el ecuador de la segunda parte, el Prasa se fue de tres, luego de cuatro, cinco y así hasta llegar a nueve. Le ganaba hasta el average (29-25 En Palma del Río) al tiempo que todo empezó a ser monótono: parada de De Hita, gol del Prasa. Y así repetido mil veces. El silencio del sector naranja de la grada era cada vez más evidente. El rojo que fue ayer del Prasa se veía y se sentía, pues al final los locales jugaron a las cuatro esquinitas.

Estos dos equipos todavía pueden encontrarse dentro de un mes en el play off de ascenso. Todo dependerá de dónde se encuentren. Si es en Palma, el Prasa la lleva clara. Si es en Pozoblanco, el Palma todavía más. Visto lo visto, si uno queda segundo tiene seguro que como le toque en suerte su paisano cordobés, le vencerá. En estos duelos gana el local y ayer lo hizo el Prasa con su fortaleza defensiva, con ese gato que tiene en la puerta de su casa, De Hita, y un Espigol que ayer corría como si fuera el último partido de su carrera.

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