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Plegarias en La Catedral

  • Enganchado al 'play off' por las rentas del pasado, el Córdoba necesita reaccionar ante el penúltimo para tomar aire y recobrar la confianza en sus opciones de conseguir el ascenso

No ha cometido pecado alguno, pero necesita expiar sus males lo más pronto posible para volver a caminar con paso firme por una competición que empieza a ponerse seria de verdad. Con ese panorama, parece que la visita a La Catedral viene que ni pintada para no vivir sólo de un pasado que no vuelve, pero de momento permite mirar al futuro con cierto optimismo a pesar de que el presente no puede ser más negro para un Córdoba que hoy necesita ganar por múltiples motivos. El primero y más elocuente es que sólo la victoria le permitirá mantener una jornada más su estatus en los puestos de play off, una zona en la que lleva anclado toda una vuelta. Pero no sólo por los números, esos tangibles a los que se aferran los más optimistas aún en esta fase crítica para pensar que es posible conseguir el objetivo del ascenso marcado desde el verano y que todavía está latente. Para ello es básico recuperar la confianza, la moral de un grupo que se ha convertido en vulnerable, quizás por no saber convivir con la presión, y que hoy tiene que reaccionar ante el penúltimo de la tabla, un equipo con más fútbol que resultados que encubre uno de esos partidos llamados trampa que de vez en cuando saltan a escena en los campeonatos. Porque todo el mundo da por seguro el triunfo en San Mamés echando un simple vistazo a la clasificación, olvidando que los que han ganado hasta la fecha allí han tenido que sudar tinta ante un filial rojiblanco que ha mejorado ostensiblemente de un tiempo a esta parte. Con ese cúmulo de ingredientes y la sequía propia parece claro que sólo la mejor versión, esa ahora desaparecida, puede asegurar tres puntos de oro y un soplo de aire fresco vital para lo que viene.

Buscando cambiar la dinámica actual, José Luis Oltra ordenó cerrar hasta tres entrenamientos en una semana atípica. El técnico explicó ayer que sólo buscaba "la tranquilidad" para trabajar sobre determinados aspectos futbolísticos y de concentración, si bien todo hace pensar que habrá cambios sustanciales en San Mamés. Y más de sistema que una revolución en cuanto a nombres, básicamente porque salvo sorpresa mayúscula el grupo de jugadores con el que ha venido jugando es reducido y meter en plena crisis a hombres sin ritmo y sin minutos no parece la mejor receta para olvidar los malos ratos acumulados desde que el 16 sustituyó al 15 en el calendario. Con todo, las bajas ya obligan a dibujar un equipo diferente al que hace una semana cayó nuevamente con estrépito en El Arcángel ante Osasuna. Ya no sólo por la forma, cruel por ser en la última jugada del partido una vez más, sino porque el rival volvió a mostrarse superior, reflejando en el verde esa candidatura a todo que el Córdoba de un tiempo a esta parte sólo mantiene de boquilla ante su dificultad para imponer un estilo ya de por sí indefinido desde hace mucho.

Pero es lo que hay, y a 15 fechas para la conclusión de la fase regular, los experimentos es difícil de encajarlos con batallas de verdad. Ahora el Córdoba tiene que tirar de otros argumentos y recuperar el modelo con el que más cómodo deambuló por el torneo. Un estilo feo, pero rocoso que obligaba a defender con uñas y dientes y, sobre todo, muchísimo orden para no conceder apenas ocasiones a los enemigos. Y arriba, pues lucir la pegada de Florin y compañía, esa que ahora también ha desaparecido para sacar a la luz todos los problemas de golpe y en el peor momento, cuando tocaba medirse a rivales directos. No hace falta recordar la historia, pues el balance de resultados y la imagen ya habla por sí sola, arrojando un total de cinco goal averages perdidos. Es por eso que quizás la liberación que ofrece ahora el calendario sirve de consuelo para recuperar los pasos perdidos, tan necesarios para encarar el tramo más determinante de la liga en condiciones reales de pelear por todo. Es lo que desea el cordobesismo, sea con un sistema u otro, con unos hombres u otros. Ganar es lo que cuenta. Y si hay que rezar para que así sea...

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