Pasó casi de todo esta fecha
El broche de plata
Un despido, resultados disparatados y hasta un agrio problema lingüístico
Casi todo lo imposible y lo impensable ocurrió en la jornada 24. Difícil encontrar una fecha en la que concurran tantos resultados sorprendentes, tantas anécdotas y tantas noticias. Nobleza obliga, lo primero que llamó la atención fueron las sucesivas pifias del Betis, el Rayo y -ésta menos- el Celta.
Los verdiblancos se han acostumbrado al dolor de la derrota y ya acumulan cuatro seguidas. Las anteriores entraban dentro de la lógica de una pájara, pero en la del sábado se evidenció no sólo el mal momento anímico y físico de algunos de sus futbolistas sino el incipiente divorcio con la grada. 1-4 le endosó el Elche, un equipo que mete poquísimos goles. Gran parte de culpa del contundente marcador la tuvo la defensa bética y, sobre todo, el portero Goitia, que cantó en el segundo y el cuarto. Un desaguisado total.
Lo del Rayo en Tenerife al día siguiente también tuvo miga. Hizo un partido horroroso y se vio superado en casi todo momento por un enemigo que lucha por salir de los puestos de descenso y peleó hasta la muerte apoyado por una hinchada superlativa. El mejor ejemplo de esta entrega lo representó el francoargentino Dubarbier, recién fichado en el mercado invernal y al que le podría traer al pairo la situación de los suyos, pero que se hinchó a repartir golpes en la medular hasta hacerse el rey amedrentando al mismísimo Movilla.
Así las cosas, la corona y el cetro de la categoría quedaban a expensas de lo que pudiera hacer el Celta en El Arcángel. Pero Paco Herrera, catalán pero gallego, apostó por el pragmatismo sumo y pensó en poner sus barbas a remojar planteando un partido muy cicatero que le reportó un puntito nada más. A fin de cuentas, luego lo dijo en la sala de prensa, "no podemos pensar en que vamos a subir ya". Cuánta razón tiene.
MÁS MADERA
Siguen andando la senda autodestructiva que parece que han querido marcarse desde invierno. Cual Lemmings idiotizados, los directivos del Albacete se han propuesto hundir a su equipo con prontitud en Segunda B. Primero descompusieron un bloque que acumulaba tres victorias seguidas a base de fichajes absurdos y despidos improcedentes que desequilibraron la relación entre profesionales y cantera que trataba de implantar Antonio Calderón. Ahora, claro, como el nuevo subproducto no deja de acumular pifias -cinco derrotas seguidas y ningún gol marcado desde la revolución- le han cortado la cabeza al técnico para poder esconder la suya con más facilidad. Le va a sustituir David Vidal, un profesional que no se achanta ante nadie. El año pasado fue capaz de sacarles del atolladero, pero por lo visto no le renovaron porque pedía mucho.
POCA UNIÓN
Otros dos entrenadores están entre la espada y la pared. Uno es Óscar Cano, el del Salamanca, que el domingo cumplió su décimo encuentro consecutivo perdiendo, contra un rival directo como el Gimnàstic (2-0), y se metió ya en zona de descenso. La coyuntura es tan complicada que hasta el entrenador reconoció que entendería que lo despidiesen. Sus futbolistas no. Sito Castro contó que "el técnico no se merece que lo echen" y aludió a la suerte como elemento diferenciador con respecto a otros equipos. No está mucho mejor el panorama en Gran Canaria. Paco Jémez tuvo que sufrir un chaparrón en Alcorcón (5-0) por culpa de su blandísima defensa (la peor del campeonato, 46 goles ha encajado). En el diario La Provincia titularon de una manera contundente la resaca de la derrota: "El día en el que Jémez envió sus principios a la papelera".
ESCOLTA, NOI
Fue otra polémica absurda y que se resolvería con mejor fe y mayor comprensión por todas las partes. Raúl (o Raül) Agné es natural de Mequinenza, un pueblo zaragozano pero en el que también se habla catalán (como en otros del Aragón Oriental o La Franja, como la llaman en Cataluña). El domingo, después del Huesca-Girona, medios gerundenses le hicieron un par de preguntas en catalán, y en ese mismo idioma las contestó en la sala de prensa de El Alcoraz. Esta actitud irritó a algunos compañeros oscenses, que se quejaron, ante lo que Agné replicó: "Si me preguntan en catalán, respondo en catalán y a ustedes en castellano. Si fuese en inglés, ¿pasaría algo? No lo entiendo. ¿No puedo hablar en catalán? Pues no hay rueda de prensa". Se levantó y se fue.
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