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Pablo Villa, ídolo en El Arcángel y novio en el Alcázar, vuelve a casa

  • En el club alfarero puso su granito de arena, implicado en su proyecto como adiestrador de un combinado juvenil y otro cadete.

Pablo Villa (Alcorcón, Madrid, 12-4-1976) se comprometió el miércoles como entrenador del Córdoba B para la próxima temporada, por lo que cubre la vacante dejada por Rafa Berges con su promoción al primer equipo blanquiverde. Si el campeón olímpico en Barcelona'92 encara su primera aventura en el mapa profesional al relevar a Paco Jémez, el madrileño perfila su estreno en una categoría sénior: el grupo X de Tercera División.

El Córdoba fue el equipo revelación de la Liga Adelante 11-12... con permiso del Alcorcón. En el club alfarero puso su granito de arena Villa, implicado en su proyecto como adiestrador de un combinado juvenil y otro cadete.

Todo ha cambiado de repente. El secretario técnico, Juan Luna Eslava, y el responsable de los escalafones inferiores, José Antonio Romero, querían a Pablo como sucesor de Berges en el filial. Ambos carecen de experiencia, pero han mamado el cordobesismo. Uno, desde niño. Otro, desde 2003.

Quizá muchos no sepan que Pablo Villa en realidad se llama Pablo Villanueva Fernández. Pero siempre fue Villa, Pablo Villa. Un delantero voluntarioso que en sus años mozos, cuando agotaba su evolución en la cantera del Real Madrid, lucía una frondosa melena rizada. Con el paso del tiempo se puso mechas, luego afiló una cresta. Hoy, a los 36 años, vuelve a casa.

Militó en el Racing de Ferrol y el Leganés antes de tocar techo en el Córdoba, su Córdoba. Después de cuatro años junto al Guadalquivir, probó en el Guadalajara y se retiró en el Trival Valderas de su localidad natal, en Preferente.

En su retina quedaron muchas cabalgadas con El Arcángel enfervorizado. Esas acometidas, ese ímpetu a ras de suelo. Esos goles (15), ese orgullo, esa pasión infinita. Villa se convirtió en un ídolo de la afición con su fútbol sincero y dejó huella en el vestuario, donde su simpatía endulzó años complicados. Porque en 2004, como en 2003, la permanencia no cuajó hasta la última jornada. Porque en 2005 se produjo un batacazo de aúpa, el cincuentenariazo, y la ciudad se fue a Segunda B. Porque en 2006, semanas antes de su boda con Itziar en el Alcázar de los Reyes Cristianos, el anhelado retorno a Segunda se frustró en Almansa. En 2007 se despidió por la puerta grande, con una contribución testimonial en el ascenso debido a las lesiones; eso sí, tuvo minutos en la eliminatoria decisiva, ya que suplió a Javi Flores a falta de un cuarto de hora en la ida ante el Huesca.

Vuelve Villa, vuelve Gladiator (su cuenta de Twitter, @gladiatorvilla, evoca su espíritu guerrero; Berges, por cierto, ha cerrado la suya). Vuelve uno de los nuestros.

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