Nexo entre dos carreras paralelas

Córdoba | tenerife · frente a frente1 ocasiones 10 goles 00 amarillas 179 minutos jugados 76

Javi Flores y Juanlu Hens, ambos salidos de la cantera blanquiverde, plasmaron el relevo generacional en su duelo sobre el verde del feudo cordobesista· Ambos estuvieron muy activos durante todo el duelo

Antonio Del Castillo / Córdoba

26 de octubre 2008 - 05:02

La esperanza de la cantera blanquiverde frente a la confirmación de que la factoría cordobesista goza de buena salud, a pesar de las trabas y obstáculos que sus inquilinos deben superar para cumplir sus sueños. O lo que es lo mismo: Javi Flores y Juanlu Hens. Ayer, por fin coincidieron sobre el mismo terreno de juego. Eso sí, defendiendo zamarras diferentes.

El pasado les unió bajo la misma elástica, a pesar de que la diferencia de edad les impidió coincidir. Mientras uno comenzaba a forjar y despuntar como juvenil, el otro ya era una realidad, debutando con el primer equipo en El Arcángel. Su buen hacer en el filial no pasó inadvertido para Iosu Ortuondo, quien le incorporó al equipo en una etapa en la que las arcas del club no pasaban por su mejor momento.

Flores conocía a la perfección los campos de la Ciudad Deportiva, en la que comenzó a destapar la magia que atesoran sus botas. Hens, por su parte, era el efectivo más desequilibrante de esa hornada de canteranos -con Alfonso Gutiérrez y David Carmona- que poblaban la plantilla adiestrada por Ortuondo.

Su valía y oficio fueron recompensados con la internacionalidad en la campaña 2001-2002 con la selección sub 19. Pero su progresión no quedó ahí, pues al año siguiente fue el Valencia el que se fijó en él. Hens puso rumbo a Mestalla en enero del 2003. Mientras tanto, Flores ya había dejado de ser una pieza de futuro, para convertirse en un protagonista en el presente del filial cordobesista.

En cambio, el extremo de Fuente Palmera, en el ejercicio posterior, llegó a la máxima categoría. El Madrigal fue testigo de su estreno en Primera División durante 40 minutos, precisamente en el curso en el que el mediapunta de Fátima daba el salto al primer equipo.

Pero fue de la mano de Quique Hernández cuando se hizo un hueco en el plantel. Formó parte del equipo que logró el ascenso de categoría en la campaña 2006-2007, mientras que Hens no encontraba su sitio en el Hércules ni en el Granada 74.

Las lesiones también han marcado su carrera deportiva, saliendo de las mismas en el presente curso. El mediapunta ya ha olvidado su aciago año, superando las molestias en su pie, y el extremo diestro también ha recuperado la forma tras su grave lesión de rodilla.

Dos carreras plagadas de paralelismos que ayer se cruzaron sobre el césped de El Arcángel. El particular duelo que libraron fue para el de Fátima, al igual que el propio choque.

Pese a ello, las ocasiones de gol se las repartieron a partes iguales. El blanquiverde apunto estuvo en el 18' de inaugurar el marcador, tras una jugada combinada, pero su remate final se marchó rozando la base derecho de la meta defendida por Sergio García.

Para encontrar la respuesta del tinerfeñista hubo que esperar otros 18 minutos. El extremo se fabricó una jugada personal, se internó en el área, recortó a Rubén y disparó con la zurda, pero el lanzamiento se marchó desviado. La acción despertó la incomodidad del público, que comenzó a silbar tímidamente, pues los blanquiverdes no pasaban por sus mejores momentos. El de Fuente Palmera fue de nuevo protagonista, al borde del descanso, cuando fue amonestado por González González tras propinar un codazo a Cristian Álvarez.

Tras el descanso, fue Flores quien protagonizó el preludio del alubión cordobesista. El mediapunta no acertó a rematar en boca de gol a la media vuelta, obligando a Marc Bertrán a sacar bajo los palos. Era un avance de lo que estaba por venir: cinco minutos eléctricos del cuadro de José González certificaron una nueva victoria local, la segunda en El Arcángel. Ángel en las filas blanquiazules, primero; y Arteaga, en las cordobesas, después, acabaron con la participación de ambos. El tapete verde de El Arcángel fue testigo mudo del pasado y el presente blanquiverde.

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