Mil historias en Heliópolis
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El Córdoba venció tres veces, la última en la 70-71, en sus trece visitas al feudo bético


La primera vez que el Córdoba (como C.F., no como Deportivo) jugó en competición oficial ante el Betis lo hizo en la época más oscura de los verdiblancos. En la campaña 56-57 ya acumulaban 14 años lejos de Primera e incluso habían guerreado en el pozo de la tercera categoría. Era un enemigo más para el recién creado club cordobesista, entrenado por Juncosa, y el 3 de febrero del 57 empataron a cero, en gran medida porque el goleador blanquiverde Araujo (coló 27 goles durante aquel ejercicio) se lesionó en el minuto 30 de aquel choque. Ese año el Córdoba acabó cuarto y el Betis, sexto.
La temporada siguiente todo iba a ser diferente. Los hispalenses subieron y sus vecinos casi padecieron un descenso. Hubo polémica entre ambos en esa 57-58. Supuestamente, una persona afincada en Sevilla pidió a Guillamón y Vicente -jugadores cordobesistas- que se dejaran perder en el trascendental compromiso de la jornada 26 ante el Betis. Aunque el club lo notificó a la Federación Andaluza, de ese asunto nunca más se supo. El Betis ganó 0-2 en la que fue la primera derrota en su historia como C.F. en El Arcángel. En el choque de la primera vuelta, por cierto, el colegiado Cotanda expulsó al cordobesista Alfaro al confundirlo con Artime. Y con el tiempo cumplido pitó un penalti que supuso el 2-1 final para el Betis.
Durante los años sesenta ambos cohabitaron en Primera. Hubo un poco de todo en esos intensos envites. En su momento, el Córdoba incluso propinó al Betis (temporada 65-66) un doloroso 0-4. Durante las siguientes décadas los enfrentamientos fueron más bien esporádicos, dado que por La Palmera han vivido muchos mejores momentos que en el campo de La Verdad. El peor de los recuerdos se vivió en 1973, cuando el Córdoba de García-Verdugo salió seriamente trasquilado (5-1).
Pasaron 37 años sin poder devolverles la moneda. Hasta el 3 de marzo de 2001. Corría el minuto 92 de un nuevo Betis-Córdoba y caía una intensa lluvia primaveral en Sevilla. De hecho, no paró desde que el árbitro canario Pérez Pérez diera el "jueguen". Esa tarde, los bomberos tuvieron que hacer salidas urgentes en la capital andaluza ante los vientos de hasta 65 kilómetros por hora que se registraron. El CCF perdía por 1-0 en el Manuel Ruiz de Lopera. Su rival no había sido mucho mejor durante el duelo, pero Amato -un gran delantero- mostró su tino poco antes del descanso. Justo en el último estertor del choque, cuando los comprensiblemente pocos seguidores cordobesistas que se habían acercado a Heliópolis ya comenzaban a arriar sus banderas, Melgar encaró a Denilson -aquel brasileño que costó miles de millones de pesetas de las de entonces- y desde bien lejos lanzó un zapatazo formidable. Los medios, por una vez, se aliaron con el más débil. La pelota rodó ganando velocidad y perdiendo contacto con el verde como en una suerte de aquaplanning. Tanto fue así que Valerio, el portero suplente de aquel Betis -Prats estaba de baja-, no pudo hacer mucho más que lanzarse para blocarla. Luego justificó que le despistó que el esférico pasase entre las piernas de Belenguer y que al Córdoba le había "tocado la lotería". Una vez espetado aquello, según rezan las crónicas de entonces, se marchó a un bautizo.
Ese tanto empató el estreno de Juan Verdugo como técnico del Córdoba. Por eso y porque habían atravesado una racha nada más que regular -la que le costó la cabeza a Sánchez Duque-, el gol fue festejado con estrépito durante largo rato en forma de piña humana. Aquello fue una ficción circunstancial. Lógicamente, el Betis acabó regresando a la elite y el Córdoba, languideciendo en la mediocridad de Segunda (en un ejercicio en el que había llegado a ser líder, ganándose el derecho a soñar).
El año pasado al Córdoba le endosaron un 3-0 (marcaron Juanma, Caffa y Sergio García) en el Ruiz de Lopera. Fue el último Betis-Córdoba -gracias al Gran Poder dirán algunos- celebrado en ese recinto bajo ese patronazgo.
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