Medio año no pasa volando

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José González prepara la visita a Castalia, el estadio donde se estrenó como entrenador blanquiverde tras relevar a Paco Jémez · El panorama es muy distinto

R. D. / Córdoba

02 de octubre 2008 - 05:02

Del 6 de abril al 5 de octubre va medio año. Seis meses menos un día. En ese tiempo, la profesión de José González -y por ende los biorritmos del cordobesismo- ha ido a mejor. El entrenador blanquiverde se prepara para volver a Castalia, donde irrumpió con un 1-1 que dio carpetazo a la etapa de Paco Jémez en el banquillo. Fue la primera piedra de la salvación, logro que permitió que el gaditano no viera su obra incompleta. Ahora la moldea con cierto sosiego. Es otra historia.

En su opinión, "han cambiado muchísimas cosas; sobre todo, que conozco el paño que manejo. En aquella época no conocía a los integrantes de la plantilla como los puedo conocer ahora. Respecto al contrario, ha cambiado en algo. Ha cambiado también su estilo. Se puede preparar un partido con mayor tranquilidad, ésa es la mayor diferencia. Entonces había una urgencia tremenda, y ahora queda mucha temporada y hay mucho margen de mejora todavía".

José encaró aquel Castellón-Córdoba con Julio Iglesias; Mario, Pablo Ruiz, Antonio, Diego Reyes; Acciari, Ito (Katxorro, 74'); Cristian Álvarez (Arteaga, 60'), Asen, Juanlu; y Arthuro (Javi Moreno, 60'). Javi Moreno, hoy icono del Ibiza-Eivissa, igualó en el segundo acto el gol de penalti de Tabares. Otros seis compañeros se marcharon en verano: Julio Iglesias, Antonio, Acciari, Juanlu, Arthuro y, por supuesto, Diego Reyes, ahora lateral izquierdo del bando orellut. El chiclanero se cambió de acera.

Aquel día, el Córdoba se presentó con una serie de dos empates (con el Tenerife, 2-2, y en Salamanca, 1-1) y sendas derrotas contra el Alavés (0-1) y el Hércules (2-1). Cundió el nerviosismo, pese a que el equipo tenía un colchón de tres puntos sobre la zona de descenso, y Paco se fue a la calle. La evolución ha sido notable desde entonces: Javi Flores, quien debutó en Segunda en el Helmántico, remató el pasado sábado el segundo triunfo consecutivo (0-1 al Xerez y 2-0 al Girona) de un conjunto que va a más.

"Las victorias permiten una semana tranquila en todos los sentidos, en el ambiente del vestuario, el entorno... Todos estamos felices con tres puntos más en el casillero. Eso te genera confianza, el jugador cree más en sus posibilidades... Estas dos semanas nos permiten afrontar el partido de otra manera", asegura José, consciente de que dar la campanada en Castalia acarrearía una inyección de "ilusión" quizá incontenible. Sin embargo, "que se genere euforia va implícito en el fútbol. Ojalá pudiésemos hablar de eso la semana que viene. Sería buena señal".

"Estamos empezando a ser un hueso, y eso es lo primero que tiene que tener claro un rival cuando se enfrente a un contrario. Que por lo menos nos respete como un equipo difícil de roer. Ese respeto empezamos a tenerlo", enfatiza el técnico, que ya no es un recién llegado. El calendario avanza y su mano se va notando. Cada día más.

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