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López Garai lo lleva "fatal"

  • El pivote, de 30 años y contratado hasta 2014, no se muerde la lengua con su suplencia · "No lo asumo, porque no soy un futbolista para 10 minutos, 15 o 20", admite un jugador con 192 partidos en Segunda

Fue llegar y prácticamente besar el santo. Aritz López Garai, presentado como el decimotercer y último fichaje del Córdoba el pasado 24 de agosto, fue convocado dos días después para recibir al Almería. Sin embargo, no jugó en el arranque liguero. Tampoco tuvo minutos en Valladolid. Fue en Murcia, con la Copa del Rey reservada para los reservas -valga la redundancia-, donde se estrenó. En los dos siguientes choques, ante el Numancia y Las Palmas, apenas ha gozado de 18 y 8 minutos, respectivamente. Y está bastante quemado.

"Han apostado seriamente por mí y juego en una demarcación en la que, si el futbolista es importante, el equipo lo va a notar. Me veo capacitado para ello". Las palabras de López Garai en su presentación no están teniendo recorrido. Después de disputar 190 partidos en Segunda entre el Salamanca, el Castellón y el Celta, la negativa de Paco Herrera a seguir contando con él en Vigo le sentó como un tiro. De hecho, estuvo apartado y litigó por un finiquito que le dejó un mal sabor de boca. Suerte que estaba ahí Juan Luna Eslava, secretario técnico cordobesista, para hacerle sentir importante con una oferta por tres años. En noviembre cumplirá 31.

López Garai se resiste a conformarse: "Estoy viviendo una situación nueva para mí. Llegué un pelín tarde y me está costando más de la cuenta entrar en los planes del míster. Es algo que no depende de mí, sino de que el entrenador me dé bola y de momentos de partido, y yo le responda. No hay otra cosa que hacer". Sabe que "cuando todo va bien es más complicado entrar", aunque "todos los futbolistas queremos jugar porque tenemos nuestros objetivos marcados. Y el objetivo es jugar partidos, independientemente de que el equipo esté bien o esté mal. Eso no está sucediendo y me toca adaptarme a esta nueva situación. Ya llegará mi momento".

El de Baracaldo reconoció en rueda de prensa que lo lleva "mal, muy mal, fatal. No me ha pasado nunca desde que soy profesional, lo estoy empezando a vivir y me está costando. Intento que vaya lo mejor posible, pero cuando llega el fin de semana y veo que no me toca jugar son dos o tres días muy complicados. Pero no queda otra que esperar a que el míster decida darme entrada".

En los dos choques recientes colaboró al final, apuntalando la zona ancha con resultados favorables. "Es lo que toca ahora. Pero yo no lo asumo, porque no soy un futbolista para 10 minutos, 15 o 20. Nunca lo he sido, pero es lo que me toca. Lo que intento hacer es dar lo que necesita en esos momentos el equipo, un poco de tranquilidad. Y sobre todo, cerrar el partido y que el marcador no se mueva. Gracias a Dios lo hemos conseguido, pero en lo personal es una situación que espero que sea pasajera", insistió el número 14, que en su bautismo copero en la Nueva Condomina completó el encuentro y se encontró "físicamente bien, que era lo más importante, además de conocer a los compañeros. Después de un mes aquí, ya los conozco a todos".

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