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Llega el invierno... en forma de balón

  • En un partido sin tensión durante gran parte de los 90 minutos, el público se ceba con Samu y con Raúl de Tomás, en su vuelta a El Arcángel, además del recurrente abucheo al colegiado

No es el Valladolid un equipo precisamente querido en El Arcángel. Y eso que los pucelanos pasan por ser un club ejemplar, al que no se le conocen prácticamente rivales acérrimos y que además siempre va acompañado de una afición sana y que se hace respetar. Muchos de ellos, por cierto, disfrutaron ayer de un día espléndido en Córdoba, visitando los patios y degustando las maravillas de la cocina cordobesa, como si el fútbol no fuese con ellos.

Pero claro, hay quien en esto del fútbol tiene buena memoria y son muchos los cordobesistas que no olvidan aquel infausto 12 de junio de 2015, día en el que el Valladolid se impuso en El Arcángel (3-4) y selló el descenso a Segunda B del conjunto blanquiverde. Una tragedia deportiva, la última que se ha vivido en la entidad cordobesista si salvamos el descenso desde Primera a Segunda, que todavía está en el recuerdo de la afición. Aquel Valladolid, sin nada en juego, se empleó a fondo ante un Córdoba moribundo al que terminó de rematar y es por eso que el simple hecho de ver el blanquivioleta por El Arcángel ya provoca cierto resquemor.

Cordobesistas y pucelanos estrenaron en el partido de ayer el balón de invierno, una medida más publicitaria que deportiva por parte de la Liga de Fútbol Profesional, porque ayer en Córdoba, invierno lo que se dice invierno, no se percibió. Por ningún lado. El frío, de hecho, debió quedarse en Pucela, porque en la capital cordobesa ni siquiera la tardía hora del duelo impidió al respetable acudir al fútbol con, a lo sumo, una chaqueta de entretiempo.

El choque de ayer también supuso un cruce de caminos entre varios ex de ambos equipos que ahora están en las filas contrarias. Del lado blanquiverde, Bergdich, Rodri y Alfaro volvían a reencontrarse con su pasado. Tan solo el franco-marroquí estuvo a la altura, aunque en el caso de Rodri y Alfaro los pocos aficionados del Pucela que acompañaron a su equipo debieron pensar que era normal su bajo rendimiento, porque su estancia en Valladolid dejó muchas más sombras que las luces que ya han dejado ver a orillas del Guadalquivir. Más acertado estuvo en el bando contrario Raúl de Tomás, que tuvo dos claras ocasiones de gol y que, de manera extraña, fue recibido con pitos por su antigua afición, cuando el delantero madrileño no terminó nada mal su estancia en Córdoba. Unos pitos que también recibió Samu cuando fue sustituido. Demasiado castigo para la voluntad que, a falta de mayor calidad, le pone el joven lateral zurdo, que además ayer no fue el peor del partido. El árbitro, tras anular el gol de Rodri, fue también blanco de una sonora pitada.

Habrá que pensar que el tedio del encuentro llevó al público a desfogarse con ellos, porque el choque dio para poco más. El invierno sigue sin llegar a El Arcángel, más allá del balón amarillo, y ayer el juego del equipo provocó más bochornos que el radiante sol y las suaves temperaturas que se resisten a marcharse de Córdoba.

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