Guti, el más genial antihéroe dice adiós
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El centrocampista aguanta las lágrimas al poner fin a su etapa de 25 años en el Real Madrid, plagada de luces y sombras
Guti, el antihéroe del madridismo durante la última década, cerró la puerta de Concha Espina tras una vida dedicada al Real Madrid y una enorme lista de bellos momentos sobre el césped, donde ofreció la doble cara que siempre le ha caracterizado.
Guti, cuyo destino no se conoce oficialmente aunque se rumorea con que pueda ser que el Besitkas turco, abandona la que ha sido su casa desde los nueve años. Un jugador único, excepcional, irrepetible, que ha tenido la difícil tarea de encandilar a cada uno de los 16 entrenadores que han ocupado el banquillo blanco desde 1995.
Fue por aquel entonces cuando su melena rubia se dejó ver por Chamartín. Valdano, actual director general del club, le dio la alternativa un 2 de diciembre ante el Sevilla y desde ese momento siempre fue noticia. Por su clase y preciosismo y por sus condiciones de jugador rebelde.
Guti llegó a la cantera del Real Madrid en 1985, cuando Vicente del Bosque era el responsable de la fábrica merengue. Nacido en Torrejón de Ardoz (31-10-1976), el 14 deslumbró desde su llegada por su solidaridad, más preocupado por dar ese pase imposible que por meter el gol de su vida.
El centrocampista, internacional únicamente en 13 ocasiones, se dedicó a nutrir a sus compañeros, a buscar el hueco inexistente, a leer el fútbol con más rapidez que el resto de los 21 jugadores con los que compartía sitio en el campo.
Desde que diera sus primeras patadas a un balón en la Calle Química de Torrejón, Guti fue un jugador diferente, consciente de sus cualidades para desatascar un partido y deseoso porque el mérito y las medallas se las colgase otro. Eso sí, el fútbol que no siempre se ve, era cosa suya.
Sólo Vicente Del Bosque, con quien mantiene una relación especial, supo entender al canterano, que se chocó de forma constante con entrenadores como Juande Ramos, Capello, Luxemburgo o Heynckes, que no entiendieron la rebeldía del genio, las salidas de tono y su afán por despegarse de Raúl, el chico listo de la clase con quien siempre fue comparado.
El 7 -que hoy anunciará su marcha- enarbola los valores más enraizados de la casa blanca a lo largo de su historia: el sacrificio, el esfuerzo, la responsabilidad. El 14 fue sólo talento envuelto en magia, porque el resto de adjetivos nunca estuvieron en su hoja de ruta, a pesar de la impresión que causaba en cada galáctico con los que compartió vestuario.
"Guti hace cosas que no las hace nadie en el mundo", dijo Zinedine Zidane a los pocos meses de fichar por el Real Madrid. "Es excepcional. Para mí es una honor jugar con él", comentó Ronaldo. Figo, Roberto Carlos, Beckham y el último astro, Cristiano Ronaldo, se han rendido al fútbol del torrejonero.
Su último baile fue en Riazor. Benzema aún sigue pensando cómo pudo hacerlo. Guti despejó la marca de tres jugadores del Deportivo con un taconazo de ensueño, de esos que es más fácil de conseguir al mando de una videoconsola que en la cruda realidad. Hasta ahí llegó Guti, incansable puente de Robinho, Van Nistelrooy e Higuaín en las últimas fechas.
Hasta Capello acabó rindiéndose al juego del irreverente futbolista, que destacó por sus peinetas y declaraciones fuera de tono. "El que no me crea, que se vaya a recoger amapolas", aclaró sobre su polémica en Alcorcón el pasado curso, que le dejó fuera del equipo durante más de cuatro meses.
Ese fue Guti siempre, impactante, directo, sensacional. Tanto que los amantes de este deporte trasladarán su parabólica a Turquía para no perder los pasos del maestro, del jugador más clarividente que ha dado el fútbol español en los últimos años. Pero Mourinho no lo ha entendido así.
El técnico portugués ha dado preferencia a su facilidad para crear discordia dentro y fuera del césped, a sus salidas nocturnas, a sus llamativas ruedas de prensa, que sus pases con tiralíneas. Su club de toda la vida ha dejado de serlo un 25 de julio de 2010. Guti, siempre Guti.
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