Grandes victorias y luto
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Antes del duelo ante el Levante de 1964 once personas murieron en un autobús que les llevaba a El Arcángel · De 19 partidos ante los azulgranas, los de casa ganaron 15
De las 19 veces que en Liga se han medido Córdoba y Levante en El Arcángel entre Primera, Segunda y Segunda B, sólo en una fueron capaces de vencer los valencianos. Es más, los granotes han recibido auténticas palizas en Córdoba (un 6-1, dos 5-0 y otros dos 4-0).
El año pasado, sin ir más lejos, encajaron un contundente 3-1 (marcaron Katxorro, Asen, Gaspar y Tena). Y eso que el equipo entonces entrenado por Luna Eslava se encontraba en el peor momento de la temporada (acababa de encajar cinco en Vallecas).
Sin embargo, a pesar de tan buenos números, el cordobesismo no tiene un buen recuerdo de las citas caseras con el Levante. Dos sucesos -uno mucho más grave que otro- enturbian su memoria.
El primero ocurrió el 26 de abril de 1964, en el único choque en Primera entre ambos. Un grupo de aficionados se dirigía en autobús a El Arcángel para ayudar a su equipo a lograr la permanencia. Nunca llegaron, porque el vehículo que les transportaba se precipitó al río a la altura de la Cruz del Rastro. Únicamente el conductor y un pasajero lograron salir con vida. Once murieron. El caos se adueñó del coliseo ribereño mientras la megafonía iba llamando a familiares de los finados durante el transcurso del encuentro. El Córdoba ganó 3-0, pero fue, sin duda, la victoria más triste de su historia.
La otra tarde para el olvido -ésta únicamente por lo deportivo- sucedió en 1996 y marcó las relaciones entre ambas aficiones de forma indeleble. El protagonista, un árbitro llamado Fidel Valle Gil. El extremeño dirigió el duelo en la liguilla de ascenso de ese año entre unos y otros. El Levante se adelantó con un gol de Rodri y, desde ese momento, se parapetó en la genial actuación del trencilla para salvar el marcador.
Tal fue la indignación una vez acabado el choque que el entonces presidente cordobesista Rafael Gómez llamó a Fidel "sinvergüenza y canalla".
La cuestión tuvo repercusión en los medios de comunicación nacionales, toda vez que Gómez incluso arguyó la existencia de una conversación telefónica en la que el colegiado reconocía que vendió su voluntad al rival.
Nada quedó demostrado pero, desde entonces, el segundo equipo de Valencia no ha vuelto a ser visto con los mismos ojos en Córdoba. En cada visita los más veteranos desempolvan de su recuerdo viejas hachas de guerra.
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