Chris Froome (Sky) disfrutó de la primera jornada de descanso de la Vuelta a España 2017 envuelto en un sólido maillot rojo de líder que impone respeto a sus rivales directos, entre los que Esteban Chaves (Orica) se erige en principal opositor.
Fuerte y autoritario Froome. Después de ganar su cuarto Tour de Francia quería llegar en forma a la Vuelta para sacarse tres espinas clavadas. Tres segundos puestos que aún le escuecen. Ahora, es un líder fuerte, en forma, dominador y respetado.
Aún sin aplastar, eso sí, y con diferencias cortas respecto a sus perseguidores: 36 segundos sobre Chaves, 1.05 minutos respecto al tercero, Nicolas Roche (BMC), y 1.17 sobre Vincenzo Nibali (Bahrain). Pero la pauta la marca Froome, quien rebaña segundos poco a poco para llegar a la cita con el reloj de Logroño el 4 de septiembre decidido a encauzar su primera Vuelta.
De momento, Froome ha saldado alguna cuenta, aunque su objetivo no es otro que subir al primer escalón del podio de Madrid. Para eso se ha preparado como nunca, mostrando una forma excelente tanto a nivel individual como de equipo, ya que el Sky ordena y manda.
El británico se apuntó su primer triunfo en la Vuelta, en la Cumbre del Sol, justo antes del descanso. Allí borró su mal recuerdo de la derrota ante Tom Dumoulin en 2015. Nada parece detenerlo.
Una jornada de asueto en la provincia de Alicante donde cada uno se agarró a sus ilusiones. Froome al maillot rojo que le da tranquilidad, Chaves con la montaña que está por llegar y Nibali con opciones en espera de mejorar la forma a medida que pasan las etapa. Por su parte, Roche dice estar empeñado en demostrar lo que hace mucho tiempo que se espera de él.
Ente tanto, los españoles aguardan. No parece ser ésta la Vuelta de las revelaciones. David de la Cruz (Quick-Step), sexto, es el primer nacional a 1.30 minutos de Froome, aunque el foco sigue estando en Alberto Contador (Trek), decimotercero y sin apenas opciones, pero incendiando las etapas y emocionando a la afición en el año de su retirada.
Sin duda el madrileño es el líder en cuanto a carisma. Tiene el top ten a poco más de un minuto, pero no se quiere marchar de vacío. Buscará una etapa y atizará al líder en cuanto encuentre la menor respuesta de sus piernas.
Froome y Chaves están llamados a protagonizar el duelo principal. El colombiano, segundo en el Giro de 2016 y tercero en la Vuelta de ese mismo año, deberá buscar fortuna en una segunda semana que se presenta interesante con en las etapas de montaña andaluzas.
Tras el descanso habrá una teórica jornada de transición entre Caravaca y Alhama de Murcia. Mañana al pelotón lo espera la cima de Calar Alto (2.400 metros), el punto más alto de la provincia de Almería, donde se coronó Igor Antón en 2006. Antes de llegar al observatorio astronómico hay que subir Velefique, presente en un recorrido con 3.434 metros de desnivel.
El jueves, interesante final en Antequera, con dos puertos previos, mientras que el viernes los velocistas tendrán la oportunidad de lucirse en Sevilla, justo antes de echarse de nuevo al monte.
Fin de semana excitante con La Pandera el sábado y Sierra Nevada de postre, donde se alcanzará el techo de la Vuelta en los 2.600 metros del Alto Hoya de la Mora.
La pregunta está en el aire: ¿Se paseará Froome o alguno de sus rivales podrá aguarle la fiesta?
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