Franco ha vuelto, para bien

Escuchar que Franco ha vuelto puede provocar desde la sonrisa al más profundo escalofrío, pero aunque parezca difícil también puede ser un motivo para la esperanza. Desde hace apenas un mes, Javi Franco trabaja a las órdenes de Ángel Lopera con el Pozoblanco, al que intenta ayudar en su ascenso a la Liga EBA en el inicio de una nueva etapa en su carrera.

Franco (31 años, 2.04), coetáneo de hombres como Jorge García o José Antonio Ferrer, hizo las maletas hace una década para buscarse la vida como un legionario del baloncesto, labrándose una sólida carrera gracias a su trabajo en la zona. La Laguna (15 puntos y 5 rebotes) y Doncel (18.3 puntos y 6.4 rebotes) fueron sus mejores tarjetas de presentación antes de recalar en Santa Pola, donde formó junto a Antonio Cardador la Córdoba Connection, la base del equipo que logró el ascenso a la LEB Plata la pasada temporada.

De vuelta al profesionalismo, Franco volvía a ser feliz. Pero todo se torció el 28 de septiembre del año pasado, en la segunda jornada liguera. Un codazo de Duane Virgil ante el Illescas de Joe Alonso fue el detonante de una serie de problemas que le impedían rendir al 100%, y eso era demasiado para Franco. El pívot cordobés cayó en una crisis de ansiedad que, de mutuo acuerdo, le llevó a abandonar el club alicantino el pasado mes de enero.

Tres meses de reflexión y una llamada de teléfono. Era Ángel Lopera. "Quiero ayudarle y que él nos ayude. Que venga a entrenar y vuelva a disfrutar con el baloncesto", señala el entrenador del Pozoblanco, que ve en Franco un apoyo para el juego interior de su equipo en la lucha por el ascenso a la EBA, pero también un ser humano herido y necesitado de una mano tendida. El pívot de Fuente Palmera se estrenó en la primera eliminatoria ante el Náutico de Sevilla, colaborando con 15 puntos y toda su experiencia en el triunfo que allanó el camino en la ida. Definitivamente, Franco ha vuelto, y es para bien.