Domingo de Ramos (de Flores, por fin)
Salamanca | córdoba · el otro partido
El canterano debutó en Segunda, olvidando así la lesión sufrida el 1 de agosto · La afición volvió a estar espectacular
"Vamos a empatar. Para variar". El comentario de un aficionado blanquiverde en los aledaños del Helmántico se sostenía en la trayectoria de dos equipos abonados a las tablas, hasta el punto de comandar esa reveladora estadística en la Liga BBVA. El partido de ayer apuntaba a la igualada hasta que Cristian Álvarez encendió la luz, pero Quique Martín la apagó después. Fue una resolución previsible para un encuentro en el que debutó Javi Flores, en pleno Domingo de Ramos. De Flores, por fin.
El Salamanca salió a calentar casi un cuarto de hora después que el Córdoba. El combinado local fue recibido con tímidos vítores por una afición escasa. De hecho, los aficionados visitantes se hacían notar con más estridencia, siempre prestos para recordar que son "de la tierra de Julio Romero".
El resultado de ayer fue el mismo que el registrado en el compromiso de la primera vuelta, cuando el combinado charro abrió una herida que todavía no ha cicatrizado. Aquel 14 de octubre, Julio Iglesias se lesionó de gravedad al salir al cruce ante David Rodríguez, autor en el minuto 93 de un gol que aún hoy aturde al Córdoba. El técnico blanquinegro, Juan Ignacio Martínez, admite que su equipo sufrió el mayor "repaso" de la temporada en El Arcángel; sin embargo, el "inmerecido" punto significó un cambio en la tendencia de un conjunto que por entonces opositaba a suspender en los exámenes de junio.
Aquella tarde, por cierto, Javi Moreno inauguró su cuenta con un gol de penalti; hoy, el valenciano es un recuerdo viviente, el último cartucho para Paco Jémez. El entrenador ha perdido la confianza en el valenciano, antaño referente indiscutible del proyecto.
Ahora, y en los próximos años, el Córdoba pretende ir de la mano del protegido de Javi Moreno, su tocayo Javi Flores. El único canterano de la plantilla renovó recientemente hasta 2012 a pesar de no haber disputado un solo minuto en toda la campaña por culpa de la fractura del quinto metatarsiano de pie izquierdo sufrida en pretemporada, el maldito 1 de agosto. Ayer, exactamente siete meses y medio después, el de Fátima volvió a sentirse futbolista. Y no es un futbolista cualquiera.
Sólo fueron cinco minutos y el descuento, en los que perdió dos balones y robó uno. Salió con el pelo largo, como consecuencia de la apuesta que mantiene con su amigo Guzmán -el que se pele primero, pierde-, tras recibir los ánimos de dos de los suplentes que se quedaron sin participar, Diego Reyes y Mario.
Fue el inicio de una historia que se presume muy bonita. Tiempo queda por delante para que Flores luzca su número 21, con el que brillaron estrellas como Míchel, Luis Enrique o Zidane. O Dominique Wilkins, un segundón a la sombra del más grande en la historia del baloncesto: Jordan. Michael vivía en el aire con el dorsal 23, el de Cristian Álvarez. Y el Córdoba, con el empate de ayer, continúa en la zona media-baja de la clasificación, donde no hace frío, pero uno corre el riesgo de constiparse si deja la puerta abierta. Por ahora, está bien cerrada.
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