Cuesta abajo y sin frenos
El conjunto aracelitano suma otra derrota a domicilio y se hunde en la zona baja El filial nazarí, sin hacer un gran partido, no sufre para vencer
Una impotencia que desespera. Esa es la sensación que transmite un Lucena incapaz de ganar un partido a domicilio en las veinte jornadas que se han disputado ya y con una descomposición interior que hace presagiar lo peor. La película en Granada no varió un ápice de lo que han venido siendo los desplazamientos del conjunto celeste, aunque en esta ocasión los hombres de Serafín Gil cuajaron una convincente primera parte. Al menos en lo que se refiere al aspecto defensivo, porque en ataque la falta de argumentos para asustar al cancerbero rival es alarmante.
De partida, la alineación de Serafín Gil fue bastante desconcertante, dejando en el banquillo a Santacruz y a Sarmiento. Bien es cierto que el central andaba tocado físicamente, pero la salida del equipo del capitán para dar entrada al joven Abou es cuanto menos extraña. Al margen de esas dos sorpresas, en el once inicial celeste destacaba la presencia de Pablo Navas, que hacía su debut con la camiseta del Lucena tras más de un mes entrenando con el grupo a la espera de que se abriera el mercado de fichajes.
Desde el arranque del duelo se atisbó el guión que iba a seguir el partido. El Granada B se hizo dueño y señor del balón y el Lucena se parapetó en su campo a la espera de un despiste del joven equipo nazarí. Poco tardó en avisar el filial franjirrojo, con un centro de Álex Carmona que remató Bravo obligando a Javi López a despejar a saque de esquina. El Lucena no era capaz de trenzar juego y el guardameta Dimitrievski observaba el partido con total tranquilidad desde su área. Tan sólo Sergio Torres, a la media hora de juego, inquietó al meta granadino con un disparo lejano que se colaba por la escuadra, de no ser por la gran estirada del macedonio.
Nada más ofreció el Lucena en el primer acto en cuanto a acciones de peligro se refiere. Un bagaje muy pobre para aspirar a puntuar ante uno de los equipos más duros de la categoría. Además, si se conceden tantas facilidades defensivas como en el primer tanto local, la hazaña es ya totalmente imposible. Porque cuando el árbitro estaba a punto de señalar el final del primer tiempo, un balón en principio inocente que persiguió Cristian Bravo se convirtió en un centro que cazó Wilson Cuero para batir de cabeza a Javi López.
En la segunda mitad, lejos de cambiar el guión de juego, el Lucena seguía sin generar fútbol de ataque y el Granada B dominaba el partido con solvencia. Tanto que poco tardó el filial nazarí en poner tierra de por medio, con el segundo gol de Wilson Cuero a pase esta vez de Álex Carmona. Cuando se vio perdido, mejor se comportó el Lucena, que a los cinco minutos supo reaccionar para meterse de nuevo en el encuentro. Un pase en profundidad del debutante Toni Conejo lo aprovechó Poley para batir de tiro cruzado al portero albirrojo y acortar distancias.
Pero aunque el marcador daba opciones a los aracelitanos, el juego decía otra cosa. El Granada B apenas sufría y estaba más cerca el tercero de los locales que el empate para los visitantes. Tan sólo a falta de cinco minutos inquietó el Lucena, con un tiro lejano de Sarmiento que se marchó alto por muy poco, tras un mal rechace de la defensa local. Esa fue la última opción de un Lucena que nunca dio la sensación de poder sacar algo positivo de su visita a Granada. La dinámica del conjunto celeste asusta y la reacción no termina de llegar.
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