Crónica de un ciclo azaroso
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El último paso de Rafael Campanero por la presidencia del Córdoba deparó tres años trepidantes · El equipo ascendió y se mantuvo pese a la inestabilidad en el vestuario
Rafael Campanero ha conseguido en esta última etapa como rector del Córdoba modernizar un club muy tocado en lo económico y en lo deportivo. Tomó sus riendas en una división menor y lo devolvió al profesionalismo; ha logrado reforzar los departamentos de comunicación y marketing. En suma, el octogenario presidente ha hecho del equipo ribereño un producto más atractivo para los compradores que, según él mismo anuncia orgulloso, han ido en busca de Prasa.
Para lograr sus fines, lógicamente, ha pasado por encima de algunos cadáveres deportivos, granjeándose tantas filias como fobias dentro de la opinión pública. Pero ya advirtió Maquiavelo en El Príncipe que la ética era todo un lujo cuando se ejercía la política.
1LLEGÓ POR SORPRESA EN UN MOMENTO DURO
El Arcángel presentaba un desolador aspecto el 27 de mayo de 2006. Era la última jornada de Liga y el equipo entrenado por Escalante había dilapidado sus últimas opciones de ascenso en Almansa una semana antes.
El calor y la Feria -más lo segundo que lo primero- provocaron una derrota 2-4 ante el Écija que cerró una nefasta campaña en Segunda B. Ese partido ya lo vio Rafael Campanero en el palco, pero todavía no como presidente.
Rafael Rodríguez Aparicio anunció a la conclusión del encuentro que Rafael Gómez se desprendía de su paquete accionarial y que José Romero se convertía en el único dueño del club. Campanero era apoderado del presidente de Prasa (desde el 22 de diciembre de 2005), pero no parecía el candidato número uno en las apuestas para suceder a Enrique Orizaola.
Antonio Rodríguez Carretero -vicepresidente antes y vicepresidente después- contaba con todas las papeletas. Quizá por eso aquel domingo, el futuro mandatario fue enigmático. "Más de uno se va a llevar una sorpresa", explicó a la hora de introducir el consejo del siguiente lunes.
Y la sorpresa fue él mismo. José Romero confesó ese día que eligió a Campanero como "homenaje a su trayectoria y su cordobesismo". El nuevo inquilino de la poltrona blanquiverde simplemente dijo: "A mediodía todavía no lo sabía".
2ASCENSO INESPERADO Y ADIÓS A ESCALANTE
Dos semanas tardó Campanero en recomponer el club según su criterio. Como secretario técnico (y tras intentar primero fichar a Pedro Campos) designó a Emilio Vega -que salió de malas maneras del Linares-, mientras que para el puesto de director general promocionó a Rafael Rojas (que hasta ese momento compaginaba de manera estajanovista la gerencia y la dirección deportiva). En el banquillo siguió Pepe Escalante, que aguantó hasta el final de la campaña a pesar del evidente cisma con la plantilla.
La fórmula dio resultado, gracias a un grupo de jugadores comprometidos y con calidad (Pierini, Javi Moreno, Pineda, Asen, Arteaga…). Una escuadra que no perdió en casa hasta la penúltima jornada, pero que llegó sin fuelle al play off.
En ese torneo decisivo, la conjura de Campanero con los capitanes (dejando totalmente al margen al todavía técnico de facto) les dio fuerzas desde flaqueza para, arropados por una afición consciente de la importancia del momento, dejar en la cuneta primero al Pontevedra y luego al Huesca. El 24 de junio de 2007, con el empate a uno en El Alcoraz, el cordobesismo volvía a Las Tendillas a festejar un ascenso. El tercero en la trayectoria de Campanero. En los distintos actos oficiales se percibía, sin embargo, un ambiente tenso que se plasmó con la decisión de rescindir el contrato de Escalante. Un técnico que estará en la historia del club "por los siglos de los siglos", según dijo el presidente. Sólo tres días después de escuchar esas palabras estaba en la calle.
3PACO, EMILIO VEGA Y EL PODER DEL 'ENTORNO'
"¿Paco?". La contratación del ex central fue una sorpresa para medios y aficionados. Emilio Vega, su principal valedor, explicó en la rueda de prensa que "lo fácil hubiera sido apostar por la continuidad, pero el fútbol es riesgo". Campanero, principal valedor de Emilio, siempre defendió a capa y espada todas las decisiones del leonés.
La llegada del novel técnico -o la marcha de Escalante- provocó un aluvión de críticas hacia la gestión del mandatario desde un sector del cordobesismo. El entorno o los francotiradores, como fueron bautizados poco después, no perdieron ocasión de manifestar su disconformidad. Los resultados, en principio óptimos, fueron empeorando conforme avanzaba la campaña. El Córdoba entraba en barrena por su mal pulso (y desventura) en los minutos finales y, pese a ratificarle dos semanas antes "pase lo que pase, porque ya no somos la trituradora de entrenadores de antes" (en la misma rueda de prensa en la que fijó su marcha para junio de 2010), Campanero despidió a Jémez y contrató a José González.
El gaditano era un entrenador radicalmente distinto, que logró la salvación en el último instante y gracias a que su Cádiz falló un penalti en Alicante. Al final de esa agónica campaña, el jerarca tuvo que lidiar con la implicación inicial de José Romero en el caso Astapa y con el recurso amenazante del presidente cadista Antonio Muñoz sobre una posible alineación indebida del Hércules que podría descender al Córdoba.
En mitad de toda esa vorágine, Campanero volvió a ponerle fecha a su adiós (en parte conminado por su familia, asustada porque su salud incluso le dio un aviso en mitad del encuentro ante el Xerez). Sería en el siguiente día de San Rafael… "salvo que el máximo accionista me diga que lo haga antes".
4MÁS TORMENTAS Y EL PROCESO DE VENTA
En la misma rueda de prensa en la que comunicó su teórica intención de irse, el octogenario dirigente alabó la labor del director general Rafael Rojas... al mismo tiempo que anunció que no le renovarían su contrato. Las desavenencias entre el cordobés y el director deportivo le costaron su cargo. Carlos Hita fue su sustituto.
Esta pretemporada -que luego Pierini calificó como la "peor" de toda su carrera deportiva-, el equipo evidenció unos síntomas preocupantes que luego se confirmaron con el 0-3 que logró el Hércules en la primera jornada. José parecía haber enderezado el rumbo, mientras que Campanero anunciaba que finalmente no se iría el 24 de octubre de la presidencia por "lealtad a Prasa, a José Romero y al Córdoba". Ya en aquella rueda de prensa del 23 de septiembre se habló abiertamente del posible traspaso del club aunque matizó que "no se venderá a cualquiera".
Nuevamente se torcían las cosas en lo deportivo y José González era despedido -luego reconoció Campanero que su contratación había sido "un error"- el lunes 8 de diciembre tras perder 3-1 en Elche. Sólo un mes tardó en dimitir Emilio Vega, el director deportivo, toda vez que la situación en la tabla no se enderezó y no aguantó "la presión popular".
En la presentación de su sustituto -Zubillaga-, Campanero estalló y acusó al entorno de causar desorden por sus "mentiras, falacias y embustes" siempre tendentes a "desestabilizar". La salvación se fue acercando y, con ella, intensificando los supuestos movimientos de compra y venta de la entidad. Incluso en los últimos días se ha comentado en la ciudad que un grupo empresarial ligado al Sevilla estaría interesado.
Don Rafael, maestro del suspense hasta el final de su mandato, anunció que con la salvación llegarían sorpresas. Pero lo mismo que su advenimiento lo fue, su marcha se convirtió desde hace tiempo en un secreto a voces.
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