Boxeo

El sueño roto de El Cazador Jr en Vista Alegre: ¡"Al suelo, Pepe, al suelo"!

Navarro, desolado en su esquina, mientras Landaeta celebra su victoria con su equipo.

Navarro, desolado en su esquina, mientras Landaeta celebra su victoria con su equipo. / Miguel Ángel Salas

La fina línea que separa el éxito del fracaso en el boxeo es tan fina que un solo golpe puede variar por completo un combate. Esa lección la aprendió José Luis Navarro Jr ante Ronny Landaeta, un púgil mucho curtido en mil batallas que chafó el sueño de El Cazador Jr de salir con el brazo en alto ante sus paisanos y apuntarse el título de campeón de España del peso supermedio.

Una decepción que se fraguó en apenas unos segundos, los que transcurrieron entre el cruce de golpes del que Navarro salió trastabillado hasta la detención del combate por parte del árbitro cuando El Llanero asedió a golpes a un púgil cordobés que no fue capaz de reaccionar para evitar esa avalancha. El drama de un deporte en el que siempre se está al borde del precipicio.

Hasta ese momento, la pelea caía del lado de Navarro, pero Landaeta ya había dejado patente que no era la perita en dulce que muchos veían y que había llegado a Córdoba con ganas de aguar la esperada fiesta. Una actitud guerrera que contagió a su esquina, ruidosa y protestona durante todo el combate, y con la que sacó de quicio al joven boxeador cordobés.

El Llanero aguantó el chaparrón, esperó su momento y apretó los dientes cuando le llegó la oportunidad. Navarro, por su parte, pagó los nervios del debutante en un campeonato de España y pecó de inexperiencia en el peor momento. "¡Al suelo, Pepe, al suelo"!, gritó Ricardo Sánchez Atocha, mánager y entrenador del púgil cordobés, cuando vio a su pupilo superado por la situación. Pero El Cazador no respondió a las súplicas de su esquina. Una rodilla en tierra era la única manera de escapar de esa trampa que le acabó costando el combate.

El triunfo de Landaeta generó una tremenda decepción en Vista Alegre, tanto en los más de 1.500 aficionados que arroparon a José Luis Navarro como en el propio boxeador, quien todavía aturdido preguntaba a su técnico y a su padre el motivo de la detención del combate. Nadie esperaba que la fiesta terminara en drama.

Pese al mal trago, Vista Alegre recuperó el aroma de las grandes noches de boxeo 14 años después de que una institución como Rafael Lozano El Balita se midiera en el pabellón cordobés al rumano Adrian Ionel Ivascu. Una larga travesía en el desierto para los aficionados al pugilismo en la provincia que por fin tuvo su fin con la aparición de José Luis Navarro Jr. El Cazador, hambriento de triunfos en su ciudad, tenía el sueño de llenar Vista Alegre y hacerlo estallar con su triunfo.

Ese anhelo tendrá que esperar, aunque al menos su empeño por recuperar el ambiente boxístico en Córdoba regaló a los aficionados una bonita velada en Vista Alegre, el escenario en el que El Cazador seguirá intentando triunfar. Una derrota es solo eso, una piedra en el camino. Navarro ya no es ese boxeador invicto al que muchos temían por su pegada, pero esa mácula en su currículum no debe emborronar la carrera de un prospecto con todo por hacer en el mundo del boxeo.

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