La medalla conseguida por Fátima Gálvez, junto a Alberto Fernández, en la modalidad de dobles mixtos de tiro ha supuesto, además del primer oro para España en los Juegos de Tokio, un hito en el deporte de Córdoba, al ser la primera mujer nacida en esta provincia andaluza que conquista un oro olímpico, el segundo con acento cordobés tras el que ganó Rafael Berges con la selección nacional de fútbol en los Juegos de Barcelona 92.

En Baena, su localidad natal, la fiesta se organizó en el domicilio de sus padres, donde se reunió la familia para seguir la competición durante toda la madrugada y hasta primeras horas de la mañana. "Es algo muy grande para todos nosotros, una alegría inmensa", declaró a TVE Pío Luis Gálvez, su padre, un veterano cazador de cuya mano empezó su idilio con el tiro la campeona olímpica.

Gálvez, de 34 años, reside en Granada, donde tiene cerca las instalaciones para poder entrenar en el campo de tiro de Las Gabias. Durante años se desplazó diariamente desde su hogar en Baena para poder seguir su programa de preparación. "Ya se lo merecía, porque hay mucho trabajo detrás", confesaba su madre, Josefina, quien subrayó que veía a su hija "nerviosa", pero "con una confianza grande en conseguir el oro que llevaba tanto tiempo buscando".

En la fiesta improvisada que la medalla de oro deparó en el domicilio de la familia Gálvez Marín se dieron cita medios de comunicación, familiares y amigos de la baenense y muchos vecinos que quisieron acercarse a vivir el éxito de su paisana con sus padres. Hasta allí se acercaron también los representantes del Ayuntamiento de Baena, la alcaldesa Cristina Piernagorda y el concejal de Deportes, Joaquín Morales, que quisieron arropar a la familia en uno de los días más importantes de la carrera de Fátima.

En Córdoba, la hazaña de Gálvez ha recibido el aplauso generalizado del mundo del deporte. La medalla conseguida en Tokio coloca a la baenense como una referente histórica en el olimpismo cordobés, uniendo su nombre a mitos como Rafa Lozano, Felipe Reyes o Lourdes Mohedano. De todos ellos cogió el testigo para mantener alto el pabellón cordobés y situar en el mapa a su localidad natal gracias a su triunfo en la mayor cita deportiva del mundo.