Con tan poco, es mucho
Cádiz | córdoba · informe técnico
El Córdoba estuvo a merced del Cádiz durante todo el encuentro· El equipo compensó el empuje del rival y su propio desacierto con un derroche de energía
Lucas Alcaraz repitió la contundente alineación del Villarreal B ayer, pero el balance fue muy distinto. Aunque el Córdoba no perdió, lo cierto es que siempre fue a remolque de un Cádiz al que le faltó tino en ataque para amarrar la victoria. Visto que el sistema 4-4-2 no funcionaba, el técnico granadino varió desde el minuto 55 a un dibujo 4-5-1, con trivote en el centro del campo (Carpintero y un inmenso Cabrera echaron un cable a Jesús Rueda), y la apuesta funcionó a medias. El combinado de Xabi Gracia siguió llevando la iniciativa, pero le costó algo más. La entrada de Savoia dio aire a un equipo demasiado estirado, que abusó del patadón y perdió infinidad de balones, lo que incrementó la sensación de desazón.
DEFENSA
El Córdoba hizo aguas por el costado izquierdo de su defensa durante el primer cuarto de hora, y más allá. A Agus le costó un mundo entrar en el partido; cuando lo hizo, Enrique ya le había desbordado un par de veces. Incluso, la colaboración del lateral Cristian obligó a Arteaga a sacrificarse atrás en demasía. La serie de centros de esa fase no se tradujo en ningún gol por la seguridad de Raúl Navas.
El CCF retomó la coherencia en la presión, correcta en los primeros compases, cuando se hizo al campo. El 4-4-2 de Lucas, muy claro, maniató a un Cádiz que pese a dominar se topó una y otra vez con la maraña del adversario. Tanto Gaspar como David Lopes, éste más brusco, no dieron concesiones a Toedtli, que alcanzó el descanso sin pena ni gloria.
El charrúa, sin embargo, estuvo a punto de marcar en el inicio del segundo acto. El paradón de Navas fue el símbolo del derbi: por los pelos. Los progresivos retoques de Gracia (Carlos Caballero, Nano y Diego Tristán), todos ofensivos, buscaron un triunfo que no llegó. En buena medida por las cualidades del cancerbero contrario.
También contribuyó, y mucho, la creciente solidez del Córdoba en la zona ancha. La aportación de Carpintero y Cabrera, sobre todo éste, congestionó las transiciones cadistas. Asimismo, los blanquiverdes impregnaron de sudor el césped del Carranza, en un alarde de generosidad. Correr es lo mínimo. Corrieron mucho.
ATAQUE
El Córdoba sólo tardó 26 minutos en ponerse 3-0 contra el filial del Villarreal merced a tres acciones esporádicas. Pero eso ocurre una vez en la vida. Ayer, jugando a domicilio, las opciones fueron mucho más escasas. Sin oportunidades claras en el primer periodo, con varias faltas laterales desperdiciadas, las posibilidades pasaron por los robos de balón en el campo de un Cádiz con dificultades para hilvanar. Dañobeitia fue el más vertical y Pepe Díaz, el más activo, aunque casi siempre jugando de espaldas a la portería. Jorge Luque supo mantener la posesión, aunque sin transformarla en profundidad.
Alcaraz prescindió de su cerebro, el organizador cordobés, desde el minuto 50. Primero entró Carpintero, y luego Cabrera. Esos dos cambios poblaron la medular, pero el equipo perdió presencia arriba: la salida de Dañobeitia mandó a Pepe Díaz a la derecha. Además, la acumulación de hombres en el eje no se tradujo en contras fluidas, ni mucho menos. Se fallaron muchos controles e infinidad de pases.
Savoia dio un plus a la vanguardia en el último cuarto de hora con su admirable capacidad para jugar de espaldas al arco. El argentino congeló el ritmo, algo fundamental para que el Cádiz perdiera fuelle. Quizá sea la gran conclusión del compromiso de ayer, amén del punto: Lucas tiene una alternativa distinta para el ataque.
VIRTUDES
Ya no es noticia: Raúl Navas es un porterazo. Alcaraz acertó con los cambios y la igualada vino a premiar el inconmensurable esfuerzo del grupo.
TALÓN DE AQUILES
Con tan pocos argumentos es difícil puntuar. No se puede depender tanto de la falta de inspiración del contrario. Los jugadores deben ensayar nociones básicas del juego: controles, paredes, triangulaciones.
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