El Arcángel, esa tabla de salvación

El Córdoba está funcionando en El Arcángel. De los equipos que pleitean por escapar de la quema, es el que mejores números acumula como local. En concreto, el grupo de Luna Eslava ha sumado 21 de sus 31 puntos en su feudo. Una cifra que le hace ser el decimoquinto mejor conjunto en este concepto, tres posiciones por encima de la decimoctava plaza que ocupa en la clasificación global del torneo.

En el coliseo ribereño han dado su brazo a torcer ya potencias como el Tenerife, el Zaragoza y el Castellón (tres de los seis primeros de la clasificación). Además, en El Arcángel, los cordobesistas pudieron ver también a su equipo derrotar al Girona, el Albacete y el Alavés (tres que pueden convertirse en rivales directos en el tramo final de la competición).

Echando la vista atrás, resulta paradójico comprobar que lo que fue talón de Aquiles en temporadas anteriores se haya convertido en la presente en un terrible aliado. La pasada campaña, sin ir más lejos, el Córdoba sumó 28 puntos en sus 21 encuentros como local. Y, de ellos, nueve fueron conseguidos en una recta final espectacular (triunfos decisivos ante el Xerez, el Numancia y el Racing de Ferrol). A estas mismas alturas, el grupo entonces dirigido por Paco Jémez únicamente había sido capaz de acaparar 18 puntos. Tres menos que en el presente curso, merced a tres victorias y... ¡nueve empates! (las tablas fueron la gran rémora de los blanquiverdes en la 07-08).

Eso sí, en Córdoba únicamente fue capaz de ganar un equipo en toda la primera vuelta (y fue la mejor versión de la Real en la última cita de esa parte del campeonato).

¿A qué obedece ese cambio de dinámica? ¿Por qué ahora jugar en El Arcángel es más complicado para los de fuera? En gran medida, porque el fondo norte ha vuelto a rugir. No es una trivialidad. Jugadores y entrenadores recalcan la importancia de tener un público que jalee y aliente desde detrás de la portería. Tanto para bien como para mal. Lo dijo Raúl Navas antes del duelo contra el Sevilla Atlético (el día en el que se inaguró el nuevo graderío): "Los porteros somos los más afectados, tanto para bien si juegas en casa, como para mal si eres el rival. Se nota la presión, al igual que los ánimos". Casualidad o no, el partido ante el Hércules (el único en el que no tuvo fondo detrás) fue uno de los más grises de Navas como cordobesista. Casi el único malo de su gran temporada.

El Arcángel funciona. Una gran noticia cuando se tiene en cuenta que en casa jugará el Córdoba ocho de los quince partidos que le quedan. La salvación, en suma.