El Ángel Ximénez se vio superado de manera clara por un Cuenca que sigue en dinámica arrolladora. Los de Puente Genil comenzaron bien pero un estirón de los locales en el tramo final del primer tiempo puso ya las cosas muy cuesta arriba. Lejos de mejorar en la segunda parte, los de Paco Bustos se vieron arrollados por su rival y solo al final pudieron maquillar un poco el resultado.

Comenzó el choque igualado, con pocos goles y siendo mejores las defensas y las porterías que los ataques, eso hacía que en minuto 10 fueran tan solo 3-4, aprovechando los pontanenses el buen lanzamiento exterior de Dukic. Y le costó al Cuenca ponerse por delante, no lo hizo hasta el minuto 13, cuando Thiago anotó el 6-5 tras una parada de Grbavac, que siguió con dos intervenciones más, aprovechadas por un equipo local que anotó el 8-5 en el minuto 16 por mediación de Arnau desde los siete metros.

No se iban del choque los de Puente Genil, que dos veces llegaron a ponerse a uno, por lo que Doldán solicitó su primer tiempo muerto, llegando tras ello un 3-0 que hizo que Paco Bustos hiciera lo propio en busca de la reacción de los suyos, cuando vio el 14-11 a falta de algo más de tres minutos para el descanso. Aunque no lo supieron aprovechar los pontanenses ante un Cuenca desatado y que encontraba a Pozzer con demasiada facilidad en el pivote, llegando al descanso con 17-12 tras un tanto de Marcio casi sobre la bocina.

Comenzó la segunda parte como había terminado la primera, los locales hicieron un parcial de 2-0 y se marcharon de siete en el marcador ante un Puente Genil que buscó la reacción con la salida Konecny bajo palos por De Hita. Pero no les funcionó, ya que el Cuenca tiró de la efectividad de su primera línea comandada por un gran Fede Pizarro y Thiago Alves.

La ventaja se fue aumentando poco a poco, llegando al más nueve del minuto 52 con el tanto de Nacho Pizarro a la contra, quien hacía el 32-23. Ahí entregaron la cuchara los jugadores del Ángel Ximénez, que dejaron algún destello final con los goles de Estepa y Luisfe, pero sin mucho que hacer en un partido que ya había quedado visto para sentencia.