Aferrado al clavo ardiendo
En su mano El Lucena, inquilino de la plaza de 'play out', busca una victoria que le acerque a la salvación directa Lo tiene El triunfo le permite no mirar a otros campos
El Lucena se juega la temporada en 90 minutos. Todo lo hecho hasta ahora carecerá de valor si el desenlace no es satisfactorio. Y para que así sea, los celestes no sólo deben hacer sus deberes en Cuenca, sino esperar que, al menos, otro resultado le sonría. Bien en Écija, bien en Granada, con tropiezos de los astigitanos o el Antequera. Sólo así podrá optar a atar la salvación sin necesidad de hacer uso de esa serie de play out a la que ahora mismo está condenado el cuadro celeste. De todas formas, la victoria en La Fuensanta enterraría toda opción de descenso, que por algo hay que empezar.
La Segunda B echa hoy el telón a su liga regular. Lo hará en un día de nervios, de transistores, de trajín de esos manidos maletines que nadie ha visto nunca, pero que todo el mundo sabe que pululan por todos los escenarios en los que algo hay en juego. Sobre las 20.00, la mayoría de los equipos de la categoría de bronce sabrá cuál es su futuro. Éste, sólo seguirá siendo una incógnita para los 16 privilegiados que participarán en las series por el ascenso y para los cuatro señalados para jugar el play out. Entre éstos, ahora mismo está el Lucena. Es el mar menor para un equipo que hace apenas quince días estaba desahuciado, pero al que dos contundentes victorias ante compañeros de penurias le han permitido llegar con vida a la última entrega del campeonato.
El conjunto celeste depende de sí mismo para no descender. Tiene un punto de ventaja sobre el San Fernando, el único implicado que le gana el goal average, por lo que le vale hacer el mismo resultado que el cuadro isleño, condenado ahora a vivir en descenso y el único que se medirá a un enemigo con algo en juego, un Puertollano que busca el play off. Sin embargo, conformarse con ese premio menor no pasa por la cabeza de nadie en el club aracelitano. Todos confían en obrar el milagro y cerrar hoy en Cuenca la continuidad en la categoría. Para ello necesitan mejorar el marcador de Écija o Antequera -a ambos supera en los emparejamientos particulares-, pues ambos llegan a la última cita con un punto más en el zurrón. Pero sus rivales no se juegan nada -el Linares visita San Pablo tras amarrar la permanencia la pasada semana y el 74 ya está descendido- y por ahí se nubla el panorama.
También aparece con los deberes casi hechos el Conquense, que aún mantiene una mínima esperanza de lograr un billete para la próxima Copa del Rey. No es éste el único motivo que invita a que la batalla en La Fuensanta no será fácil. El presidente del club manchego, Ángel Pérez, vivirá su última partido en el palco tras más de una década al frente de un equipo que en este tiempo ha vivido los mejores años de su historia. Harto del hastío de la afición y de verse solo al frente del proyecto, hace dos semanas anunció su adiós. Desde entonces, el bloque del cordobés Antonio Cazalilla ha cosechado dos derrotas, con un balance goleador 0/5, una racha que quieren romper hoy ante un Lucena al alza. Los celestes encaran la última cita del campeonato en su mejor momento, con dos triunfos consecutivos logrados de forma incontestable, demostrando una solvencia defensiva y una eficacia en ataque nunca vistas.
En esa recuperación ha jugado un papel importante José Jesús Lanza. Pero el cordobés se cae del once por sanción y será relevado por Adriano. Será el único cambio en el equipo titular de Alberto Monteagudo, que ayer se llevó a toda la plantilla a Cuenca, incluido el lesionado Escoriza. Muchos más se esperan en el Conquense, toda vez que Cazalilla ha anunciado que dará minutos a los menos habituales, aunque parece que no le tocará al cordobés Sebas. García Rubio, Óscar Silva, Antonio y Yeray son bajas.
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