Si es verdad que no hay peor cuña que la de la misma manera, el Grucal Adesal lo comprobó ayer. Mar Sobrino, la pasada temporada, era jugadora de la escuadra fuensantina y en la cita de Bolaños, en su casa, se lució firmando un partido antológico y sobrio en la portería.

Ella, especialmente, fue el condicionante de un partido en el que el Adesal se jugaba sus opciones de seguir aspirando a la fase de ascenso a División de Honor. Pero no pudo ser. Curiosamente, fue de nuevo en La Mancha, en la provincia de Ciudad Real, donde arruinó esa posibilidad. Porque en la primera vuelta contra el Caserío perdió dos puntos que le obligaron a ir a remolque.

En sí, el partido fue una especie de reflejo de la temporada para el Grucal Adesal. Es decir, condicionado por todo, pero resistiéndose a lo que podía ser su suerte. Porque empezó el partido de manera trabada, pero sin descolgarse en el marcador. Pero a su juego le faltaba una pizca de alegría.

Con todo, llegó hasta el minuto 20 con opciones. Porque llegó a firmar un empate a 8, superando las rápidas exclusiones de Isa Moreno. Sin embargo, no fue capaz de ponerse por delante en ningún momento. Después, tras ese 8, le llegó un atasco monumental. De hecho, no lo rompió hasta bien iniciada la segunda parte con un gol de Alba Sánchez. Eso sí, por entonces el Bolaños le aventajaba en seis dianas (12-8).

El Adesal no se rindió y llegó con vida hasta el último suspiro. A las fuensantinas se les hizo demasiado corto el final y la gran actuación de Mar Sobrino hizo el resto para acabar con el sueño.