Beso feroz | Crítica

Palabra de Don

  • Anagrama publica la segunda parte de 'La banda de los niños', en la que el amenazado Roberto Saviano retrata a los adolescentes de la Camorra

El periodista y escritor italiano Roberto Saviano (Nápoles, 1979).

El periodista y escritor italiano Roberto Saviano (Nápoles, 1979). / D. S.

Si queda alguien en el mundo que no conozca a Roberto Saviano (Nápoles, 1979), debe saber que es un periodista y escritor italiano que alcanzó una fama mundial después de publicar Gomorra, una mezcla entre libro de reportajes y novela de no ficción sobre la Camorra, la organización mafiosa que controla Nápoles y se extiende por toda Italia y que ha llegado a contar con ramificaciones en otros países, entre ellos España.

El libro no gustó demasiado a los capos camorristas, a los que retrataba con nombre y apellidos y de los que contaba todo tipo de andanzas, por supuesto ninguna buena. Así que los jefes mafiosos juraron venganza, y cuando un jefe mafioso jura venganza es mejor quitarse del medio por una temporada.

Y así sigue Saviano, escondido y viviendo con protección policial en un lugar desconocido desde hace más de catorce años. Y los que le quedan. Tampoco le ayudó demasiado a pasar desapercibido (aunque económicamente seguro que sí) la excepcional adaptación de Gomorra que ha hecho el canal Sky Italia, que es una de las mejores series que pueden verse en la actualidad y que el espectador español tiene a su disposición en las plataformas HBO y Sky España.

Y como debe andar sobrado de tiempo y algo aburrido en su escondite, Roberto Saviano se pone a escribir. Y resulta que lo hace muy bien. Después de Gomorra escribió varios libros de reportajes, casi siempre con la mafia como tema principal. Sobre cómo los camorristas se hacían con los principales contratos públicos (Vente conmigo) o sobre el tráfico internacional de cocaína y las distintas organizaciones que la controlaban (CeroCeroCero), pero desde hace un tiempo se pasó a la ficción. No quiere decir con ello que ahora se dedique a escribir libros fantásticos ni una versión moderna de Juego de Tronos, que la cabra tira al monte y Saviano escribe de lo que sabe, y sabe más que nadie de camorristas, mafiosos y maleantes. Y de Nápoles.

Hace unos años, sacó una novela titulada La banda de los niños en la que contaba las fechorías de una organización de delincuentes menores de edad que querían aspirar a una parcela de poder entre los principales clanes de la Camorra. Probablemente no hubiera en Nápoles ningún delincuente apodado el Marajá, ni Dientecito ni Dragón, pero existiría alguno con mote parecido que se dedicaba a llevar y traer droga entre partidas del FIFA y del Call of Duty que aspiraba a tener su propia pistola y formar su propia banda a base de tiros.

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / D. S.

La banda de los niños era un puñetazo en el estómago para el lector. Los pequeños criminales querían parecerse a Ciro di Marzio y a Gennaro Savastano, los principales protagonistas de la serie creada por el propio Saviano. Es decir, la mafia condenaba a muerte a un autor al que por otro lado admiraba y cuyos personajes servían de espejo para las nuevas generaciones. La vida misma.

Beso feroz, que ahora publica en España la editorial Anagrama (que ha editado los últimos libros de Saviano después de que fuera Debate quien trajera a España Gomorra), es la segunda parte de La banda de los niños. Es recomendable leer antes la primera para no perderse demasiado con los personajes, pues casi todos ellos aparecían en ella y puede seguirse su evolución entre un libro y otro. Ambas novelas forman una especie de fresco sobre las bandas de bandidos adolescentes que aspiran a ser los reyes de la droga de las callejuelas de Forcella. Más o menos lo mismo que aparece en la tercera temporada de Gomorra con el clan del Sangreazul.

En esta segunda novela, el lector presencia el ascenso del Marajá, el líder del grupo, que ya no es tan niño, y la evolución de sus colegas. La banda deja de ser una familia, los niños ya no son una piña, hay traiciones, celos y envidias. En uno de los pasajes más impresionantes de la novela, uno de los señores de la droga que abastece al Marajá se dirige a éste, que acaba de sufrir un atentado por parte de un desconocido, y le dice: "Que sepas, Marajá, que cuando los demás miran hacia arriba, tú debes mirar hacia abajo. Cuando los demás miran hacia fuera, tú debes mirar hacia dentro. Debes mirar siempre hacia donde los demás no miren. Y, en situaciones como ésta, debes mirar más el bolsillo del amigo que el del enemigo. Más peligroso que el nido de víboras es la cesta de manzana. El problema nunca son las víboras".

La escena recuerda a una famosa conversación de El Padrino, la que mantienen Vito Corleone y su hijo Michael después del asesinato de Sonny. "Escucha bien, el que te proponga la reunión con Barzini es el traidor. No lo olvides", le dice el Padrino a su hijo pequeño. Palabra de Don.

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