ENTREVISTA · INMACULADA LUQUE

"Las cofradías deben ir de la mano del tiempo que les ha tocado vivir"

  • La exaltadora destaca que las mujeres quieren estar en las hermandades "siempre han estado" y reclama que las juntas de gobierno vuelvan "a abrir sus puertas"

El próximo 8 de marzo una mujer volverá a subirse al escenario del Gran Teatro para pregonar la Semana Santa de Córdoba. No es ésta una concesión a la galería ni una cuota ganada en base a la paridad. Inmaculada Luque es una persona suficientemente conocida en el ámbito cofrade, donde ha desarrollado los más diversos cometidos.

-¿Cómo va a ser el pregón?

-Sobre todo muy vivencial, extremadamente vivencial, con mucho corazón y, sobre todo, mariano. Ni que decir tiene que también será cofrade porque, como cofrade que soy, no puede ser de otra manera.

-Cada pregonero tiene la obligación no escrita de poner su sello en el pregón, de diferenciarse del resto. ¿Cuáles van a ser las señas de identidad del suyo?

-Todo el que me conoce sabe que soy una persona muy apasionada y muy expresiva. No entiendo la vida sin este carácter. Voy a realzar todo lo que he vivido en el mundo de las cofradías para pellizcar el alma. Creo que estábamos un poco aburridos y necesitamos realzar esa fuerza con que las cofradías se plantan en la calle.

-Este pregón llega después de pronunciar el pasado año el de las glorias. ¿Qué diferencias o qué puntos de unión hay entre ambos?

-Los dos son cofrades, por supuesto. En uno todo es primavera, todo es mariano, todo lo que las cofradías de gloria nos dan y estamos empezando a recuperar porque estaba perdido. En éste de pasión es toda mi vida entera al servicio de Córdoba en la Semana Santa.

-En su caso, no sólo usted es cofrade sino que también lo es toda su familia. ¿Esto se va a notar en el pregón?

-Claro, totalmente. Ahora que se discute tanto lo de la formación cristiana, creo que más que la formación es el haber vivido. Si no se ha vivido dentro de una cofradía que te lo ha dado todo desde pequeño, cuesta un poco. En mi caso soy nieta, hija, esposa y madre, espero, de cofrades. Y mujer, sí.

-Siempre que se habla de la mujer en el mundo cofrade saltan chispas.

-Sí, es una conversación inútil. Las mujeres que queremos estar, estamos; y siempre hemos estado. Sí es cierto que hemos sufrido algún que otro pellizquito de alguien que no entiende o no quiere entender, pero son los menos. En el mundo cofrade, la mujer se agarra como cofrade, ante todo. La que no lo quiera ver así va muy equivocada, Las cofradías tienen su propia forma de ser, no hay nada inventado ni nada está por inventarse. Todo está hecho y sólo hace falta querer ser cofrade como mujer y como hombre. Si te sales del concepto, vas muy equivocada.

-¿Con qué sensación quiere que salga el público del Gran Teatro?

-Con toda la alegría de que sigue vivo, de que no se ha muerto. De esta manera entenderemos mejor el estar en la calle vestidos de nazarenos. En un momento del pregón digo: "Para qué y por qué cubrir la cara". Ése es el significado que quiero darle al pregón, porque ser cofrade es mucho más si todo va rodeado de música, de cera, de silencio, de ese recogimiento tan maravilloso, estupendo; pero las cofradías somos mucho más, bastante más.

-¿Qué opinión te merece el que lo que más atraiga del mundo cofrade sea todo lo relativo al mundo del costal o de las bandas?

-Desgraciadamente, todo se mueve en torno a la moda. Cada cosa en su lugar, pero sabiendo y desempeñando cada cargo en su sitio. No hay que dejar todo en manos de una persona. Este mundo es mucho más rico y si nos basamos solamente en eso se encienden las alarmas porque algo falla en la cofradía.

-¿Se está desinflando el boom de las cofradías en Córdoba?

-No es que se esté desinflando, sino es que las cofradías están volviendo a cerrar sus puertas. Hubo un boom muy grande cuando comenzaron a llenarse las casas de hermandad, las filas de nazarenos. Fue porque las juntas de gobierno comenzaron a abrir sus puertas a todo aquel que se asomaba a ver qué era aquello. Y se le mimaba, se le educaba y se hacía como cofrade porque las juntas de gobierno lo querían. Hay que volver a abrir las puertas, no nos podemos quedar sólo en el día de la salida. Tenemos un año muy largo para ser cofrades, si no caeremos en el aburrimiento y, como tal, en la muerte de una cofradía. Sobre todo, las cofradías deben ir de la mano de tiempo y de la época, que les tocado vivir, sin perder el criterio como cofrades de la formación cristiana. Si las hermandades no se involucran en el tiempo, mueren como tales.

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