Cuaresma

Bernardo Ruiz añora en su pregón las tradiciones propias de Córdoba

  • El joven periodista critica las prohibiciones del obispo Trevilla a la Semana Santa en toda la Diócesis y narra sus vivencias con los cortejos procesionales

El periodista Bernardo Ruiz trasladó ayer hasta 1833 a los asistentes a la iglesia de la Magdalena, sólo un año después de la muerte del obispo Trevilla, el autor del decreto por el que se prohibían las procesiones a excepción de la Oficial del Viernes Santo. Así comenzó el decimotercer Pregón de Juventud. Ruiz invitó de esta forma a hacer una reflexión profunda sobre los orígenes perdidos de la Semana Santa cordobesa y criticó a aquéllos que "condenaron durante tres décadas al ostracismo" esta manifestación cofrade de la provincia. Repleto de metáforas, el pregón de este joven cordobés de 22 años dio cabida a todas las cofradías de penitencia, aunque, en lugar de recurrir al método clásico del orden cronológico, las enumeró atendiendo al barrio en el que radican.

Aparte de dedicar un momento a la reflexión, el redactor de El Correo de Andalucía, que fue presentado por el periodista de ABC Luis Miranda, se ocupó de las tradiciones que consideró como más cordobesas. En este sentido, Ruiz concedió una especial importancia a las mañanas de Domingo de Ramos de cualquier Semana Santa, en las que destacó el desayuno "con torrijas", el "traje planchado sobre silla de enea" y la visita a los templos de los que horas después saldrán procesiones como la de la Borriquita, la primera de la jornada inaugural.

Durante la exaltación, el pregonero revivió momentos de su infancia, cuando soñaba desde los palcos de la carrera oficial en la plaza de las Tendillas con dirigir una cuadrilla de costaleros o con llegar al atril del pregón, un instante que convirtió ayer en realidad cuando exaltó a los jóvenes en la Magdalena con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores de María Santísima de la Salud. Entre sus vivencias cofrades, desgranó sobre todo las que tuvieron lugar en las calles de la ciudad, a pie de paso y haciéndose eco del ambiente cordobés: "Y nadie respira en la plaza de la Compañía. La multitud apostada ante la puerta de la iglesia aguarda paciente a su salida. Brilla imponente su trono", dedica a la estación de penitencia del Santo Sepulcro.

Pero, aparte de ocuparse de cada una de las cofradías que llegan a la carrera oficial, el pregonero de la Juventud también reclamó la salida de la procesión de la Virgen de la O en los primeros lances de su exaltación. "Y en Fátima cala sigilosa Nuestra Señora de la O". Ruiz culminó el pregón con la dedicatoria a su abuela, "que desde el cielo desciende cada Viernes Santo para volver a salir de penitente y pedirte perdón por sus pecados".

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