Aparcada la Copa, tras conocer el emparejamiento con el Getafe que invita a soñar con alargar la trayectoria en el torneo, el Córdoba retoma hoy su triste realidad con la liga. Y lo hace exigido al máximo por su condición de colista y ante un enemigo al alza que ya ve de cerca su objetivo de los puestos de ascenso directo, algo para lo que está resultando vital su sobresaliente rendimiento a domicilio. Eso obliga, más aún si cabe, a los blanquiverdes a dar continuidad a su sobriedad defensiva de las últimas citas en El Arcángel con un equipo en el que lo normal sería que el nuevamente cuestionado José Ramón Sandoval introduzca cambios de salida, aunque todo está por ver.

De momento, el rendimiento de la segunda unidad en el oasis copero invita por lo menos a dudar al técnico madrileño, ahora que se había decidido a dar continuidad a un once. Un grupo que más allá de las excusas que cada uno quiera poner, tampoco dio la talla hace una semana en El Sadar para sumar su quinta derrota en sólo nueve jornadas, pero que en El Arcángel al menos sí empezaba a dar muestras de competitividad. El reflejo de esas dos victorias -una en Copa- y dos empates con sólo un gol encajado son la base sobre la que crecer, pero sin tiempo que perder, porque la zona de permanencia está a dos puntos y tras esta jornada puede dispararse a más de un partido.

Con todo, más allá de los fríos números, lo que más preocupa en el cordobesismo es la falta de un estilo, de saber qué hacer en cada situación del partido, traducido todo en unas sensaciones que no terminan de ser positivas y tienen a Sandoval otra vez en el alero. Aunque la Copa pueda dar un respiro a todos, lo cierto es que el partido de hoy es un nuevo examen para la mano izquierda del entrenador de Humanes, que ha decidido guardarse la convocatoria hasta la previa para mantener en alerta a todos sus hombres.

Con todas las posibilidades sobre la mesa, el rendimiento de su equipo en Pamplona no fue satisfactorio, más allá del resultado final. Es por eso que se espera alguna modificación en el once inicial para plantar cara al Deportivo, siendo los únicos intocables a día de hoy el meta Carlos Abad, la pareja de centrales formada por Quintanilla y Luis Muñoz, y la referencia ofensiva con Piovaccari. El resto, con más o menos dudas, podría sufrir variaciones respecto a las dos últimas semanas, todo con el objetivo de conseguir el bloque más sólido posible para competir ante uno de los más serios aspirantes al ascenso directo que tiene bien clara la receta del éxito en esta categoría: ser fiable en el área propia y, luego, lo que tenga que pasar arriba, que pase.

Un camino que el CCF intenta empezar a andar bajo el calor de su gente en El Arcángel, si bien debe tener continuidad fuera de casa. Porque, de lo contrario, como ocurre ahora, cada cita de local se convierte en una final con mayúsculas, en un partido a cara de perro con mucho más que los tres puntos en juego. Hoy toca exigirse otra vez en la realidad liguera, y hacerlo con la imagen copera, ayudaría a sacar un aprobado.