Una sequía alarmante: el año sin gol de Sergi Guardiola

Si Adri Fuentes representa la cara en lo que al gol se refiere en el Córdoba CF, la cruz es sin lugar a dudas Sergi Guardiola. El ariete balear, que fue la gran apuesta del club el pasado verano para liderar al equipo en la faceta ofensiva, no solo no ha visto portería en el primer cuarto de competición con la camiseta blanquiverde, sino que vive la peor racha de su dilatada trayectoria profesional, superando ya los 365 días desde que materializó su último gol en competición oficial.

Esa maldición que persigue al delantero del Córdoba CF se remonta a su última temporada en el Rayo Vallecano, en la que el ariete se mantenía aún en la Primera División del fútbol español. Guardiola no marca un gol en partido oficial desde el 29 de octubre de 2024, día en que el Rayo se impuso con autoridad al CD Villamuriel en la primera ronda de la Copa del Rey. En el 0-5 del conjunto madrileño, el ahora futbolista del Córdoba marcó una diana que resultaba la primera en su cuenta particular en esa temporada, pero que por aquel entonces nadie podía sospechar que sería su única alegría en todo el año.

Desde aquel tanto, Sergi Guardiola disputó dos partidos más de la Copa del Rey con el Rayo Vallecano, conjunto con el que también participó en 16 partidos de liga, todos ellos sin encontrar la fortuna de cara al gol. Sus escasos números y el hecho de acabar contrato terminaron por cerrarle las puertas de continuar en el club madrileño y en la máxima categoría, motivo por el cual el de Manacor apostó fuerte por su regreso al Córdoba CF, encontrando la complicidad del club de El Arcángel en una negociación que se cerró de manera rápida para tratarse de un fichaje de cierta envergadura.

En su regreso al Córdoba CF, Sergi Guardiola esperaba recobrar su mejor versión, tanto por lo que significaba dar un paso atrás en lo deportivo al bajar a la Liga Hypermotion, como por el convencimiento de que en El Arcángel sería importante y recuperaría un ecosistema de sobra conocido y en el que ya estuvo muy cómodo durante su primera etapa en la entidad cordobesista.

De titular indiscutible a recurso desde el banquillo

Y lo cierto es que, al menos de inicio, así fue. Sergi Guardiola llegó con la vitola de sustituto de Antonio Casas, convencido desde el día de su presentación de que su retorno sería positivo para el club y para él mismo. El veterano delantero contó con la confianza de Iván Ania desde el primer día. El técnico le dio el rango de titular y jerarquía como líder ofensivo del equipo, pero el manacorense no terminó de encontrar el camino del gol. Para colmo de males, los malos resultados del CCF en el inicio de la competición llevaron a Ania a buscar soluciones y, después de ser titular en las siete primeras jornadas, Guardiola terminó siendo relegado al banquillo en beneficio de Adri Fuentes, quien desde entonces lidera la faceta goleadora del equipo.

Relegado en la Liga Hypermotion, Guardiola tenía en Cieza, en el duelo de la Copa del Rey, una oportunidad inmejorable para quitarse la presión de hacer el primer gol de la temporada, como ya le sucediera el curso pasado ante el Rayo Vallecano. El punta, sin embargo, no fue titular y solo dispuso de un puñado de minutos en el tramo final. Ese día, el 29 de octubre, Guardiola cumplía un año de sequía que tuvo continuidad el pasado domingo en el duelo ante el Ceuta.

El balear ha participado ya en 11 de los 12 partidos en liga del Córdoba CF, y contó con un puñado de minutos en la Copa del Rey. Sin embargo, aún busca el gol que le permita soltar la presión y recuperar la dinámica positiva. Ni siquiera la fortuna se ha alineado con él, pues en el duelo ante la Cultural Leonesa le anularon un gol a todas luces legal, por una supuesta falta previa. Así las cosas, su única diana con el CCF data del amistoso de este pasado verano ante el Cádiz con motivo del Trofeo Carranza. Un consuelo que no colma las ansias de Sergi Guardiola de dejar atrás la mayor sequía de su amplia trayectoria profesional. Un maleficio que ya supera los 365 días para un ariete ansioso de volver a gritar un gol.