"No puedo lamentarme ni un segundo"

Mentalizar al grupo de la importancia de presionar arriba tras pérdida es el afán principal de Carrión

Pinillos presiona a Mena ante la mirada del meta Alberto González.
Pinillos presiona a Mena ante la mirada del meta Alberto González. / E. Romero
C. L.

02 de agosto 2017 - 02:34

Benahavís/Más allá de tener el balón, de ser un equipo protagonista y ofensivo o de tirar muy arriba la línea defensiva, la gran obsesión de Luis Carrión es que su equipo apriete de manera automática tras cada pérdida. Es un aspecto fundamental en su ideal de fútbol y así se lo está tratando de hacer ver a sus futbolistas. "Si queremos robar rápido no puedo lamentarme ni un segundo", insistió en más de una ocasión ayer, tratando de mentalizar a sus hombres de que retrasar esa acción les hará emplearse más a fondo en la continuación de la jugada para recuperar la pelota: "Para no correr, concentración". Y así sus hombres lo entendieron a la perfección.

Tras la paliza física del lunes, la segunda y última doble sesión de la semana fue nuevamente muy intensa. Tanto que traicionando a la costumbre, incluso durante la primera mitad del entrenamiento matinal el balón se quedó pegado a la banda. Tocó un nuevo circuito de fuerza y resistencia, con ocho postas de dos ejercicios diferentes cada una, un primero en estático y otro en carrera. Sólo los lesionados Jaime Romero y Álex Vallejo se libraron de la mano exigente de Cristóbal Fuentes, al tiempo que los porteros Stefanovic, Alberto González y Llamas eran exprimidos por Sebas Moyano. Por la tarde, ya con la pelota como aliada, más de lo mismo para arrancar.

Pero como no sólo de físico vive un equipo de fútbol, luego Carrión tiró de libreta. Y ahí se afanó en meter en la cabeza del grupo de la importancia de robar arriba, de atosigar al contrario cuando se pierde el balón, de estar atento e ir en grupo y con hambre para volver a recuperar la posesión, y si es lo más cerca de la meta rival, mejor que mejor. En ambas sesiones fueron varias series intensísimas, primero en pocos metros, lo que servía también para trabajar la precisión en la combinación en corto de los atacantes, y luego a medio campo, para que las distancias y la exigencia fuera un punto mayor.

Todos esos ejercicios en el entrenamiento vespertino fueron seguidos desde la banda por el máximo accionista del club, Carlos González, que apareció casi por sorpresa no sólo para ver en acción a la plantilla como ya hiciera el sábado en el amistoso con el Almería, sino para departir entre otros con Carrión. Acompañado de Cándido Cardoso, adjunto a la dirección deportiva y mano derecha de Álex Gómez, que se unió a la expedición hasta que finalice el 'stage' el próximo viernes, el propietario aprovechó el final de la jornada para dialogar con varios jugadores como Carlos Caballero, Markovic o Alfaro, pero también con el técnico, con el que a buen seguro hubo lugar para hablar de fichajes. Los apartes pegado al teléfono del dirigente y la necesidad de reforzar al equipo, sobre todo en ataque tras la salida de Quiles, obligan a la entidad a bucear de nuevo en el mercado para mejorar una plantilla que sigue sudando a la gota gorda en Benahavís.

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