ISAAC BECERRA. Impotente. Poco pudo hacer en ambos goles encajados, pese a que en el primero salvó un primer remate a bocajarro. La pasividad de su defensa le hizo encajar dos tantos más en un choque en el que no estuvo especialmente exigido.

ÁLEX ROBLES. Kamikaze. Dos errores imperdonables, uno en cada parte, estuvieron a punto de costarle muy caro a su equipo. Se le vio superado por la situación e incapaz de mostrarse solvente en defensa. En ataque apareció sin acierto a la hora de poner el balón al área.

DJETEI. Blando. Boselli le ganó la partida en el primer gol encajado por su equipo, a los dos minutos de juego. A partir de ahí no cuajó un mal partido, pero el daño ya estaba hecho. Hace meses que está lejos del nivel que mostró en la primera parte del campeonato.

BERNARDO CRUZ. Pasivo. Como el resto de sus compañeros en la zaga, salió con la empanada que permitió al filial cadista adelantarse antes de los tres minutos de juego. Controló bien a Nieto pero sufrió a la hora de hacer coberturas a los laterales. 

JESÚS ÁLVARO. Coladero. Dos minutos tardaron Espínola y Kike Carrasco en retratarlo, en la jugada que dio lugar al primer gol del filial amarillo. En defensa estuvo horrible y en ataque apenas fue capaz de ganar línea de fondo. Otro partido para olvidar y van muchos.

ALBERTO DEL MORAL. En su sitio. Dentro del desastre colectivo, de lo más potable de su equipo. No pierde el sitio y es un pulmón en el repliegue. Intentó asomarse en el ataque en un par de ocasiones con mal resultado, aunque esa parcela no es la suya.

MARIO ORTIZ. Intenso. Regresó al equipo sin acusar su ausencia y falta de ritmo tras su convalecencia. Multiplicado en la presión e inteligente para dar salida al balón, pero su trabajo volvió a verse tirado por tierra por la falta de coordinación de su equipo en la presión.

MOUTINHO. En su línea. La sorpresa en el once inicial de Alfaro. Su rendimiento, eso sí, no sorprendió a nadie. Un par de buenos centros desde la derecha y una buena aparición por la izquierda en el arranque de la segunda parte. Pero nada más, demasiado poco bagaje para su condición de jugador diferencial.

JAVI FLORES. Sin gol. Las mejores ocasiones del Córdoba para ver puerta las tuvo su capitán, que no estuvo acertado en el remate final, algo que ha acusado en muchos momentos de la temporada. Pese a ello, de los más destacados de su equipo.

NAHUEL. Acelerado. Participativo en la primera parte, aunque poco acertado fruto de jugar con unas cuantas revoluciones de más. Mucho más desdibujado en la segunda mitad, cuando Alfaro lo colocó en la derecha anulando su profundidad.

WILLY. Desacertado. Gozó de un par de buenas ocasiones en la primera parte, pero no tuvo acierto para marcar. Su trabajo incansable en la presión resultó en vano porque por detrás el equipo no correspondió a su entrega para hacerla efectiva.

DE LAS CUEVAS. Intrascendente. Primer recurso de Pablo Alfaro desde el banquillo, con poco peso en el partido y apenas un par de apariciones entre líneas que quedaron en nada. También gozó de un disparo que le salió mordido y blandito. Una pena verlo a este nivel tras el rendimiento que dio en sus inicios en el CCF.

SIDIBÉ. Una de cal y una de arena. Un gran remate con la pierna izquierda del maliense estuvo a punto de ser el empate para el CCF. En la siguiente jugada, fue incapaz de parar a Vázquez con una falta táctica y propició el 2-0 que mató el partido.

DIEGO DOMÍNGUEZ. Sin tiempo. El joven ariete debutó con apenas diez minutos para demostrar la pólvora que tiene, fruto de la cobardía de su técnico, y lógicamente no pudo prácticamente ni entrar en contacto con el balón. Un estreno amargo para el chaval.