Un lobo con piel de cordero
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El cuadro catalán es sólido, intenso, rocoso y rápido al contragolpe
Es el equipo menos goleado de Segunda, pero el segundo menos realizador
El Reus, equipo que ha llegado esta temporada al fútbol profesional, está muy cerca de conseguir de forma matemática su objetivo: la permanencia. A cinco jornadas para el final, está a solo dos puntos de los 50 que hipotéticamente dan la salvación. Para creer en ella, el cuadro tarraconense se está mostrando como uno de los equipos más intensos de la categoría, siendo el menos goleado de Primera y Segunda con 25 tantos encajados en las 37 jornadas disputadas. Conocido como la Avellana mecánica, el conjunto rojinegro mantiene prácticamente el bloque del ascenso y una confianza ilimitada en Natxo González, técnico que logró la gesta y que cumple su tercera campaña en la entidad.
sin balón
González tiene la obsesión de que lo colectivo prime sobre lo individual. Ha convertido al Reus en un bloque sólido, intenso, rocoso, rápido a la contra y en el que las ayudas sin balón, el trabajo y la presión son innegociables. Al mismo tiempo, es capaz de disputar la posesión a cualquiera y tiene en la paciencia, el orden y el juego posicional, algunas de sus virtudes.
Suele utilizar un 4-2-3-1 en el que Édgar Badia es el guardián de la portería, habiéndola dejado a cero en 16 de los 37 partidos disputados, entre ellos, los cuatro últimos. Por delante, una línea de cuatro en la que el reconvertido Miramón se ha hecho con un sitio fijo en el lateral derecho, adaptándose Benito al izquierdo, posición que pueden ocupar también Ángel, Migue García o Campins. Todos ellos ofrecen seguridad atrás y no dudan lo más mínimo en incorporarse al ataque, sobre todo Miramón, para sorprender con rápidas llegadas y peligrosos centros.
Como dupla central, la pareja habitual ha sido Olmo y Atienza, aunque las molestias del cordobés han permitido en los dos últimos encuentros jugar a Melli, con Babic como alternativa. Todos tienen un enorme poderío físico y un excelente juego aéreo, además de contundencia, colocación y buen sentido de la anticipación.
con balón
En la medular, un doble pivote que habitualmente forman Folch y López Garai. El ex blanquiverde imprime trabajo y calidad, incrustándose entre los centrales si hay necesidad de fortalecer la zaga. El capitán, por contra, es el auténtico cerebro y se mueve con sentido por la parcela ancha ofreciendo soluciones; lee el partido con rapidez, no elude la lucha para robar y tiene llegada. Marcos Tébar y Albistegi son otras opciones.
En los costados, el técnico exige velocidad, ayudas defensivas y desborde. Pegados a la banda pueden jugar Querol, Haro, Jorge Díaz e incluso Miramón. Por el centro de las medias puntas ha regresado Vitor Silva, recuperado ya de una lesión de rodilla y otra de tobillo. El portugués, verdadero ídolo de la afición rojinegra y primordial en el ascenso, es un jugador diferente, clarividente, que aúna trabajo y calidad, siendo muy peligroso en las jugadas a balón parado. Esas condiciones han desbancado del once a Fran Carbiá, un jugador hábil, con velocidad, desborde, buen manejo y mucha llegada. Y arriba es habitual Màyor, encargado de abrir espacios a los que llegan desde atrás sorprendiendo; es un punta rompedor, con buen juego de espaldas y goleador. Como alternativa, Édgar.
lo mejor
Orden y contundencia defensiva.
lo peor
La falta de gol.
Trabajo y calidad para afianzarse
Aritz López Garai (Barakaldo, 6-11-80) es un centrocampista que vistió en dos etapas la camiseta del Córdoba. La segunda no salió de la mejor manera y tuvo que resolver su contrato en los tribunales, pero el vasco afirma que del club blanquiverde que es del que mejor recuerdo guarda. Incluso, el pivote de 36 años asegura que le gustaría ser su próximo entrenador, aunque su rendimiento esta campaña ha llevado al Reus a renovarle por tres temporadas más. Su trabajo en la medular y su buen manejo de balón le han permitido ser titular indiscutible con los rojinegros y sólo se ha perdido cinco de los 37 partidos disputados. Aritz llegó al CCF procedente del Celta y entre sus dos etapas como cordobesista jugó en el Sporting. Al salir de Córdoba militó en el Rapid de Bucarest y el Doxa Katokopias, antes de llegar a Reus.
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