Cuando la vida está en juego, el fútbol y todo lo demás pasa a un discreto segundo plano. Esa es la enseñanza que todos pudimos sacar del desgraciado episodio que tuvo que sufrir Dragisa Gudelj el pasado 25 de marzo cuando, en pleno partido ante el Racing Ferrol, cayó desplomado sin motivo aparente generando una enorme alarma en El Arcángel.

Aunque en aquel momento se desconocían los motivos, el central blanquiverde estaba sufriendo un episodio de muerte súbita motivado por una taquicardia ventricular que le hizo perder el conocimiento y el pulso cardiaco durante unos angustiosos minutos.

Un lapso de tiempo que se hizo eterno para todos los que presenciaron en directo el suceso. La parálisis y la desesperación fueron las reacciones más comunes entre el público. Por fortuna, los que debían actuar ante una desgracia de ese calibre lo hicieron de manera inmediata y con una profesionalidad alabable. Los servicios médicos del Córdoba CF, los sanitarios de Los Ángeles de la Noche y hasta el doctor Segura y su hijo, dos eminencias en cardiología que se encontraban disfrutando del partido desde la Tribuna, se emplearon con decisión y sin titubeos para mantener con vida a Dragisa Gudelj.

Por aquella determinante intervención, en la que el joven futbolista balcánico pudo haber perdido la vida de manera trágica, el Córdoba CF quiso rendir homenaje a los artífices de que Gudelj siga entre nosotros. Fue en un acto sencillo pero emotivo, con el saque de honor del duelo ante el Alcorcón y la entrega de la insignia de plata del CCF. El club agradeció así la ayuda inestimable todos los sanitarios que aquel día se vistieron de héroes para evitar una desgracia.

La emoción de Gudelj

El acto cobró emotividad con la presencia del propio Dragisa Gudelj, al que en menos de un mes la vida le ha cambiado de manera radical. El zaguero volvió a pisar el césped de El Arcángel tras aquella fatídica tarde del 25 de marzo y, lógicamente, fue imposible contener la emoción por los sentimientos encontrados. Pese a ello, haciendo gala de su espíritu tremendamente optimista y alegre, el neerlandés sacó fuerzas de flaqueza para disfrutar también de esa ovación que los seguidores blanquiverdes le brindaron a él y a sus salvadores.

Y es que la vida sigue, afortunadamente también para un Gudelj que ahora lucha para poder volver a los terrenos de juego cuanto antes, con la esperanza de hacerlo vestido de nuevo con la camiseta del Córdoba. Desde que días después de su grave problema le fuera implantado un desfibrilador automático que velará por evitar hipotéticos episodios similares al que sobrevino al futbolista en pleno partido, Dragisa no piensa en otra cosa que en el momento de su regreso.

Por delante tiene todavía un periodo de inactividad que le servirá también para disfrutar de la vida, de su familia y sus amigos. Y a buen seguro para valorar también todo lo positivo que le rodea. En unos meses, si su regreso al fútbol profesional es posible, Gudelj volverá a disfrutar de lo que más le gusta hacer. Pero ahora es el momento de valorar lo que realmente importa en la vida, que no es ni más ni menos que mantener la salud por la que esos héroes vestidos de sanitarios lucharon en el momento más complicado en la vida del joven futbolista blanquiverde.