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Más dudas como resaca

  • El enfrentamiento copero ante el Getafe volvió a poner en evidencia la falta de gol del conjunto que entrena Sandoval

  • Pocos jugadores llamaron a la puerta de la titularidad de cara a la importante visita del Extremadura

Bruno, del Getafe, trata de cortar el avance de Erik Expósito.

Bruno, del Getafe, trata de cortar el avance de Erik Expósito. / álex gallegos

Si la Copa del Rey sirvió al Córdoba para revitalizarse en la eliminatoria de treintaidosavos de final ante el Elche, el envite ante el Getafe dejó una resaca amarga en el conjunto blanquiverde, que volvió a evidenciar ante un equipo de Primera División sus principales carencias, que se centran sobre todo en la parcela ofensiva, donde le sigue costando un mundo ver puerta y, más allá de ese acierto final, generar ocasiones claras de gol para rentabilizar el buen manejo de balón que el equipo viene exhibiendo en las últimas citas.

Si innegable es el hecho de que el Córdoba ha progresado respecto al equipo que empezó la temporada siendo un coladero atrás y un bloque incapaz de competir en la categoría de plata, también lo es que esta nueva versión que Sandoval ha dispuesto de su equipo tiene importantes taras. La principal es la faceta del gol, algo vital para que los puntos vayan cayendo de tres en tres y no a cuentagotas mediante empates como el de Gijón, más valorado por el escenario que por las circunstancias del choque, pues rara vez encontrará el CCF lejos de su estadio un contrincante más entregado que los de Rubén Baraja.

Exceptuando el duelo copero en Elche, el CCF ha hecho cuatro goles en cinco partidos

Al Córdoba le cuesta un mundo ver portería. Es algo que el equipo transmite a primera vista y que los números respaldan. De hecho, exceptuando la borrachera anotadora del Martínez Valero en Copa, el conjunto blanquiverde ha hecho cuatro goles en sus últimos cinco partidos, y nunca más de un tanto por duelo. Esa poca eficacia va unida a la dificultad que sigue encontrando el equipo blanquiverde para dejar su portería a cero, pese a la evidente mejoría defensiva de las últimas semanas. Y eso se traduce en una sola victoria, acompañada de dos empates y dos derrotas, en este importante tramo ya consumido de la temporada.

Esas estadísticas se reflejan sobre el césped en la dificultad que tienen los puntas blanquiverdes para ni siquiera gozar de remates claros a gol. El ejemplo más cercano es el partido de Erik Expósito y Piovaccari ante el Getafe. Entre ambos puntas sumaron cero remates a portería y en total el equipo apenas probó una vez a Chichizola, al margen del autogol de Bruno. Un bagaje paupérrimo pero no mucho peor que el mostrado en Gijón, donde el dominio de los cordobesistas fue mayor y los remates francos brillaron por su ausencia.

Y es que el trabajo de Sandoval en las últimas semanas para convertir su equipo en un bloque más sólido se ha vuelto a ver condicionado por las limitaciones del plantel. Un aspecto que se explica claramente con aquello de disponer de una manta tan corta que si uno se tapa la cabeza deja al descubierto los pies, y viceversa. El actual Córdoba encaja menos que en la primera parte de la temporada, pero también ha perdido mordiente en ataque hasta el punto de convertirse en el séptimo equipo que menos ve puerta en liga.

Para colmo, el choque copero ante el Getafe no solo reafirmó esas malas sensaciones en ataque, además tampoco permitió a Sandoval extraer demasiadas conclusiones respecto a los jugadores que gozaron de una oportunidad para ganarse el puesto. Todo lo contrario de lo que sucedió en Elche en la anterior ronda copera, en un partido que sirvió a los Fernández, Luis Muñoz, Javi Lara, Javi Galán, De las Cuevas o Álex Vallejo hacerse con el sitio que habían perdido en liga. Más allá de los buenos primeros minutos de Álex Quintanilla y Quezada en la defensa, y de Blati Touré en la medular, la mayoría de los jugadores le dieron la razón a su técnico respecto a sus últimas alineaciones. El caso más flagrante y también más preocupante es el de Erik Expósito, que estaba llamado a ser una de las grandes referencias del Córdoba en ataque y que, consumido más de un cuarto de la temporada, sigue sin encontrar el sitio y sin ver portería, lo que de momento le deja muy por detrás de Piovaccari -e incluso de Andrés Martín- en los planes más inmediatos de su entrenador.

Ese cúmulo de circunstancias convirtió la Copa del Rey, que hace unas semanas sirvió al Córdoba para encontrar un rumbo fiable sobre el que crecer, en una mala experiencia que ha derivado en una resaca cargada de dudas, justo antes de recibir al Extremadura en el duelo quizás más importante de lo que va de temporada y en el que todo lo que no sea una victoria ahondará más en la moral del grupo.

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