El Córdoba CF alivia sus urgencias ante un débil Mérida (2-1)

Ya llueve menos para el Córdoba CF. Los blanquiverdes se impusieron con solvencia al Mérida para sumar tres puntos necesarios que evitan un escenario preocupante y sirven para reforzar la confianza de un equipo que mostró muchos detalles positivos en medio de los vaivenes de un partido alocado en el primer tiempo y más encauzado en el segundo acto. La guinda al pastel, que era la portería a cero, se marchó cuando el partido agonizaba con el desafortunado autogol de Gudelj, en un detalle que no ensombrece los méritos de un CCF capaz de sobreponerse a otra temprana inferioridad numérica que pudo haber dibujado un partido muy distinto al que acabó aconteciendo.

Y es que una semana más, y van unas cuantas, el Córdoba CF tuvo que luchar contra los elementos desde el principio. En esta ocasión fue de nuevo una expulsión tempranera de su capitán, Kike Márquez, que llegó tarde a una disputa de balón con Padilla y protagonizó una entrada dura y peligrosa que estuvo bien castigada, pese a ser el minuto 4 de partido y no parecer tan clara en el fragor del directo. Las imágenes de la televisión dieron la razón a un Cambronero González que, sin quererlo, encendió la mecha de El Arcángel para convertirlo en una caldera y hacer del partido una contienda excesivamente bronca.

Y al Mérida pareció volvérsele en contra lo que en teoría debía ser una ventaja clara. Los de David Rocha, con superioridad casi desde la caseta, se vieron superados por momentos por la crispación de la grada y la tremenda presión a la que sometieron cada acción, cada disputa de balón, cada señalización del árbitro.

El Córdoba tardó unos minutos en recomponer la figura y templar los nervios y, con la mediapunta desierta, optó por un juego más directo tratando de sorprender al Mérida a la espalda de su endeble zaga. Los emeritenses ya dieron síntomas de nerviosismo cuando a los diez minutos un centro de Carracedo lo desvió un central sobre su meta y Juanpa tuvo que despejar el balón a córner con mil apuros.

Pese a ese poco poso del Mérida, la superioridad numérica y el orgullo herido del Córdoba ayudaron a los visitantes a detectar los huecos en la zaga local. Camino del cuarto de hora, Busi cayó a banda derecha con acierto para ganar la línea de fondo con facilidad y dar un pase raso al borde del área que Beneit no aprovechó cuando tenía todo a favor. Fue un aviso serio que llevó al Córdoba a protegerse con celo y plantear un partido de mínimos, con la esperanza de que su momento pudiera llegar más adelante.

Los blanquiverdes evitaron que el Mérida creciese y, con el paso de los minutos, incluso llegaron a tener el control del esférico más que su rival, excesivamente conservador. Así fue como llegó el momento de golpear primero. Un balón en largo que Lapeña puso en órbita hacia Carracedo lo peleó el extremo hasta ganarle la partida a José Elo, para conectar con Casas y permitir al rambleño batir al meta con un toque oportuno entre sus piernas. Era el minuto 25 de partido y el Córdoba había logrado apagar la luz roja de alarma.

Un partido que había empezado cruzado se puso aún más de cara para el equipo de Iván Ania cuando pasada la media hora de juego Busi fue expulsado, tras una entrada especialmente temeraria para un hombre que ya arrastraba una tarjeta amarilla. Las fuerzas volvieron a equilibrarse entonces, con ambos equipos sin mediapunta, y el Córdoba no tuvo problema alguno en alcanzar el tiempo de descanso yendo por delante en el marcador. Es más, esa renta pudo ser mayor si Simo no se hubiese frenado involuntariamente un remate a bocajarro de Casas que ya se colaba, tras otro gran centro de Carracedo.

Con el partido ya de cara, el Córdoba encaró la segunda parte con mucha más calma, ante un Mérida que en el segundo acto no quiso, o no supo, salirse del guion que había marcado en el primer tiempo. El conjunto blanquiverde contemporizó, dominó el balón sin problemas y supo protegerse evitando esos errores de bulto que otras veces han costado tan caros. Con esta tónica, el partido iba inequívocamente en dirección hacia el triunfo local, que debió quedar zanjado mucho antes del final a tenor de las ocasiones que acumuló el equipo de Iván Ania.

A la hora de juego, el mejor hombre en ataque de los blanquiverdes, Carracedo, ganó un duelo a su par y puso un balón raso a Casas que el rambleño no supo embocar desde el punto de penalti. Casi a renglón seguido, un pelotazo de José Elo lo bajó Chuma entre los centrales y remató alto. Un pequeño aviso para que nadie se relajase atrás.

El partido era del Córdoba y solo la falta de contundencia en el área defendida por Juanpa lo mantuvo vivo. Una falta botada por el omnipresente Carracedo botó en el área y estuvo a punto de colarse en la meta visitante. Poco después, de nuevo llegó el peligro por el carril derecho y Carracedo encontró a Isma Ruiz en la frontal del área, cuyo disparo lo repelió Juanpa, que también estuvo vivo en el rechace que Albarrán lanzó contra su arco.

El Córdoba CF se volcó con el paso de los minutos y los cambios dieron al equipo de Ania un plus de frescura que fue determinante, ante un rival escaso de efectivos por las lesiones y ya muy cansado. Fue así como, en el minuto 81 y al enésimo intento de Carracedo por la derecha, Adilson Mendes hizo el 2-0 empujando a gol una pelota que Casas había pifiado en boca de gol. Ese tanto dio la calma definitiva a los blanquiverdes, pese al desafortunado autogol de Gudelj, ya en el tiempo añadido, que apenas inquietó pero evitó a Carlos Marín irse con la satisfacción de la portería a cero.

Un lunar menor que no ensucia en exceso la superioridad de los blanquiverdes, faltos de brillo pero con garra y carácter para superar a un Mérida en plena caída que fue la víctima perfecta para que los blanquiverdes soltaran lastre emocional y se rehicieran con tres puntos valiosos.