Córdoba CF - CD Ebro | La Crónica
  • El gol de Luismi en el segundo tiempo da a los blanquiverdes el pase a la final de la Copa RFEF

  • El Ebro complicó a los de Germán Crespo, sin la chispa y la precisión de otras tardes en El Arcángel

Disfruten, que es una final (1-0)

Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de Luismi ante el Ebro. Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de Luismi ante el Ebro.

Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de Luismi ante el Ebro. / Juan Ayala

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

Disfruten. Olviden la excusa de los aguafiestas de que la Copa RFEF es un título menor. No les hagan caso. En un par de semanas, vistan sus mejores galas camino de El Arcángel. La bufanda de los días especiales, la camiseta blanquiverde a la que más cariño le tengan. Traten de salir del trabajo un ratito antes. Los que puedan. Y queden con los amigos, saboreen la previa. Disfruten. Porque el Córdoba CF está a 90 minutos de levantar un título copero oficial, algo que nunca ha hecho en su historia. Los blanquiverdes regalaron a su afición esa bonita ilusión después de doblegar al Ebro en un partido duro, poco lucido pero decantado con merecimiento del lado local.

Sin la chispa y la precisión en ataque de otras tardes, el Córdoba perdonó en exceso en la primera parte y tuvo que sufrir en la segunda hasta lograr desequilibrar el partido, momento que ya no dejó pasar para asegurarse ese puesto en la final de la Copa RFEF que en dos semanas traerá al Guijuelo a El Arcángel.

Si había alguna duda de que Germán Crespo apostaba fuerte por la Copa RFEF, un vistazo al once inicial del Córdoba bastaba para despejarla. La presencia de hombres como Ekaitz Jiménez, De las Cuevas o Javi Flores, llamados a descansar de cara a la cita liguera del domingo, fue una declaración de intenciones por parte del preparador granadino.

Y lo cierto es que de salida al Córdoba la apuesta le salió bien. El equipo salió intenso y en apenas dos minutos ya había forzado dos saques de esquina, gracias a la fragilidad que pronto enseñó el Ebro, pese a jugar con tres centrales. Poco después, Casas tuvo la primera gran ocasión de los blanquiverdes, al recibir un pase de Adrián Fuentes y sacar un duro disparo que Rubén repelió con apuros. La verticalidad del Córdoba hizo daño al Ebro en el primer cuarto de hora, aunque los maños también mostraron pronto sus cartas. En la primera vez que el equipo de Raúl Jardiel se estiró en ataque forzó un córner, que Meseguer remató de cabeza estrellando el balón en el palo.

Valiente, el Córdoba CF no se amilanó y respondió al golpe con varios de ellos. Javi Flores remató alto entrando en el área un gran servicio de Adrián Fuentes desde la derecha. En la siguiente acción, Casas se olió un pase al meta visitante y le ganó la acción, pero al intentar rematar no encontró el ángulo suficiente para empujar el balón a gol. Sin tiempo para que el Ebro se repusiera, fue Omar Perdomo, desde el perfil izquierdo, el que probó al meta rival con un chut raso que Rubén sacó con una buena estirada. La andanada del Córdoba la completó Casas en el minuto 20. El rambleño ganó línea de fondo y, cuando todos esperaban un centro, disparó a puerta para toparse con el poste.

Omar Perdomo reclama un penalti en el área del Ebro. Omar Perdomo reclama un penalti en el área del Ebro.

Omar Perdomo reclama un penalti en el área del Ebro. / Juan Ayala

De esa acometida, fruto más de la decisión de ir al ataque que de un fútbol hilvanado, no sacó renta el Córdoba y el Ebro cumplió su primera misión: sobrevivir al arranque en El Arcángel. Poco a poco, el conjunto maño perdió la timidez y comenzó a estirar líneas, haciendo daño con los profundos carrileros que alineó Raúl Jardiel. Un centro de Nahuel desde la izquierda lo cabeceó Altube alto por muy poco.

El Córdoba respondía con un fútbol muy vertical, encontrando fácil los huecos entre líneas, aunque poco a poco perdió el fuelle inicial. Omar Perdomo, que empezó chisposo, se perdió en un par de acciones en las que pecó de individualista y el equipo blanquiverde pareció levantar un poco el pie del acelerador. Con todo, antes del descanso De las Cuevas pudo desequilibrar el marcador en una falta directa al borde del área que lanzó por encima de la meta de Rubén. Ocasiones no faltaron, pero sí acierto para haberlas rentabilizado.

Como ya sucediera ante el Montijo el pasado domingo, el Córdoba apretó de lo lindo tras el descanso, aunque esta vez sin hallar premio. Adrián Fuentes tuvo el gol en el primer minuto, al verse bien situado para el remate tras un gran pase de De las Cuevas, pero su chut lo volvió a sacar un brillante Rubén. Toni Arranz también gozó de una opción en ataque, al rematar en el segundo palo un córner botado por De las Cuevas. De nuevo el Ebro sobrevivió a esa arreón y el partido se enfrió.

Pero Germán Crespo no estaba dispuesto a ello, por lo que dio entrada a Puga y Willy Ledesma, en busca de esa chispa que había decaído en el ataque. El carrilero activó de nuevo a su equipo, aunque seguía faltándole al conjunto blanquiverde velocidad y precisión en la fase decisiva del juego, cerca de la meta rival. De esas imprecisiones se aprovechó el Ebro para ir creciendo en el partido. Sin hacer nada del otro mundo. Solo con orden defensivo y criterio para salir al ataque. El cuadro maño logró inquietar a la grada, especialmente en los saques de esquina, una de sus mejores bazas.

Adrián Fuentes arranca con potencia ante un jugador del Ebro. Adrián Fuentes arranca con potencia ante un jugador del Ebro.

Adrián Fuentes arranca con potencia ante un jugador del Ebro. / Juan Ayala

Estaba el partido en un momento inquietante para los de Germán Crespo, cuando por fin la calidad de los hombres de ataque se alineó para encontrar la ventaja. Puga templó un balón raso desde la derecha que Willy dejó pasar para generar un espacio en el que apareció Javi Flores. El de Fátima le puso el balón por delante a Luismi, que se perfiló a su pierna derecha y batió con un chut potente a Rubén. Lo más difícil estaba hecho, y había costado más de lo esperado.

Al Ebro el golpe le llegó tarde y, cuando quiso reaccionar, el Córdoba ya no estaba dispuesto a dejarse doblegar. Y eso que los blanquiverdes cedieron un par de faltas laterales que le hicieron sufrir. Especialmente una, ya con el tiempo de añadido contando, en la que Nando Quesada estrelló el balón en la cruceta. Antes, el Córdoba tuvo un claro contragolpe para haber sentenciado. En los cinco minutos de prolongación, el Ebro quemó sus naves y Julio Iglesias tuvo la opción de matar el partido, pero su remate tras un par de buenos regates salió desviado. Ahí se acabó el choque y empezó la fiesta. Lo dicho, disfruten, que en dos semanas llega una final a El Arcángel.

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