Córdoba CF

Cinco años del colapso total

  • El 2 de mayo de 2015, el Córdoba recibió un duro correctivo en El Arcángel ante el Barça (0-8) y selló su descenso matemático a Segunda

  • Desde el último paso por la élite, el club ha navegado a la deriva y se encuentra encallado en Segunda B

Los jugadores del Barcelona celebran uno de sus goles en El Arcángel el 2 de mayo de 2015.

Los jugadores del Barcelona celebran uno de sus goles en El Arcángel el 2 de mayo de 2015. / El Día

El Córdoba CF recuerda este 2 de mayo una triste efeméride en su historia. Triste, claro está, según se mire, porque entonces los blanquiverdes saboreaban las mieles de Primera División. Una categoría que supo a poco al conjunto cordobesista en su fugaz paso hace un lustro. Esa aventura, después del mágico ascenso conseguido en Las Palmas de Gran Canaria, llegó a su punto más bajo el 2 de mayo de 2015, día en que el Barcelona certificó el descenso del conjunto blanquiverde con una escandalosa goleada en El Arcángel (0-8) que puso supuso el colofón a una temporada desastrosa para los cordobesistas. Un traspié histórico que, sin saberlo en aquel entonces, iba a marcar un punto de inflexión hacia el colapso total de la entidad, hasta la dura realidad en la que se mueve cinco años más tarde.

Lo cierto es que bien poco pudo disfrutar la afición blanquiverde aquella temporada de regreso a la élite 42 años después. Toda la magia que acompañó al ascenso, con el inolvidable gol de Uli Dávila ante Las Palmas, se fue difuminando unos meses más tarde, a base de golpes de realidad de un equipo blanquiverde que apenas compitió durante un tercio de la competición, para acabar de la manera más lastimosa posible firmando su regreso a Segunda División.

Aquel 2 de mayo de hace cinco años, a El Arcángel llegaba un Barça pletórico. El equipo dirigido entonces por Luis Enrique era lídez de la liga, con el Real Madrid pisándole los talones y sin lugar para relajaciones, en un final de temporada exigente en el que los catalanes también estaban muy pendientes de la Liga de Campeones y la Copa del Rey.

Para el Córdoba, aquel encuentro suponía más un trance que una celebración. El equipo blanquiverde, dirigido por José Antonio Romero (tercer inquilino del banquillo local de El Arcángel tras Ferrer y Djukic), necesitaba un milagro para evitar sellar su descenso matemático tres jornadas antes del final del campeonato. Una liga que apenas deparó dos o tres alegrías al cuadro cordobesista, que fue capaz de hacer un gran partido pese a la derrota en la primera jornada en el Santiago Bernabéu, o de hacer saltar la banda en San Mamés con una victoria histórica ante el Athletic Club. Pocas alegrías más tuvo la hinchada blanquiverde en un curso esperpéntico en el césped y fuera de él.

Florin Andone disputa un balón con Sergio Busquets. Florin Andone disputa un balón con Sergio Busquets.

Florin Andone disputa un balón con Sergio Busquets. / El Día

Para colmo de males, a certificar el descenso del Córdoba llegó un Barça imparable, que formaba en ataque con el tridente Neymar-Messi-Luis Suárez, y que puso sobre el verde de El Arcángel a otros jugadores del nivel de Piqué, Rakitic, Iniesta o Dani Alves. Aquel Barça, casi sin despeinarse, sometió al Córdoba desde el arranque y, aunque no se adelantó hasta el minuto 42 con gol de Rakitic, acabó aplicando un tremendo correctivo a los de José Antonio Romero, que tardaron poco en bajar los brazos.

En aquel once titular del Córdoba destacaban hombres como Florin Andone, Bebé o Khrin, que hicieron carrera posteriormente en la élite, y otros que pasaron sin pena ni gloria por El Arcángel como Pantic o Edimar. Defenestrado ya en el banquillo andaba a esas alturas del curso Fede Cartabia, el fichaje estrella en verano para los blanquiverdes, que llegó cedido del Valencia y que dejó pequeños destellos de calidad y una buena muestra de la complicada personalidad que ha terminado haciendo de él un futbolista de mucho menos recorrido del que por entonces se le auguraba.

Con tres goles de Luis Suárez, dos de Messi, uno de Neymar, uno de Rakitic y otro de Piqué, el conjunto azulgrana empujó de manera oficial hacia Segunda División a un Córdoba que fue despedido con una sonora pitada por su afición. Lo que había empezado como la temporada de la ilusión recobrada en El Arcángel, acabada de la peor manera posible, con un retorno a Segunda División que abriría una época de declive progresivo de la entidad.

La decadencia progresiva

De aquel golpe, nunca se recuperaría el Córdoba. Lo que pudo ser una oportunidad de oro para consolidar infraestructuras de club de élite y asentarse en el fútbol español, significó para el CCF el punto de inflexión hacia un futuro peor. En el curso siguiente a su descenso, el conjunto blanquiverde peleó por el retorno por la vía rápida hasta caer en el play off de ascenso ante el Girona.

Un curso después, en la 2016-17, la mediocridad regresó a un Córdoba que se salvó con algunas dificultades, más de las que señala el décima puesto en el que acabó aquella liga.

Con todo, lo peor estaba por llega, porque en la temporada 2017-18 el conjunto blanquiverde se descompuso tanto en el plano deportivo como en el institucional. Carlos González agotó su etapa al frente de la entidad y la llegada de Jesús León permitió una milagrosa reacción del equipo para atar la salvación, pero dejó paso a una de las eras más oscuras de la entidad.

Después de dar con sus huesos en Segunda División B tras la esperpéntica campaña pasada, el presente curso ha estado marcado por impagos al plantel, la detención de Jesús León y la judicialización del club, la llegada de Infinity cuando más muerta parecía la entidad y la abrupta interrupción que el coronavirus ha provocado en el fútbol y en la sociedad en general.

Casi nada, para un Córdoba que hoy recuerda que hace cinco años perdió la oportunidad más grande su historia para haber dado el salto de calidad definitivo como club de élite. Con aquel recuerdo aún latente, el CCF lucha ahora por reinventarse una vez más desde el pozo de la Segunda B.

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