Córdoba CF - Cacereño | La Crónica
  • Los blanquiverdes destrozan al único equipo que seguía invicto y lo dejan ya a diez puntos de ventaja

  • El equipo recuperó su versión más eficaz y mantuvo la seriedad defensiva en un partido redondo

El Córdoba CF rompe el tablero (5-0)

Casas, eufórico tras su gol al Cacereño, celebra con Simo y Ekaitz Jiménez a su espalda. Casas, eufórico tras su gol al Cacereño, celebra con Simo y Ekaitz Jiménez a su espalda.

Casas, eufórico tras su gol al Cacereño, celebra con Simo y Ekaitz Jiménez a su espalda. / Miguel Ángel Salas

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

No tiene rival. Son solo 11 jornadas de liga y quedan muchas por delante aún para seguir consolidando ese ascenso directo, pero el Córdoba CF ya ha demostrado por activa y por pasiva que no tiene rivales en esta Segunda RFEF. Al único equipo que todavía se mantenía invicto, junto a los de Germán Crespo, el Cacereño, el conjunto cordobesista lo destrozó con una manita, recuperando su versión más eficaz en ataque y manteniendo una concentración defensiva y una intensidad en el juego que hacen de este equipo un imposible para sus rivales.

Habrá que quemar etapas, pelear semana a semana, pero ya son nueve victorias en liga y la última manda, además, un mensaje implacable. Si algún rival todavía tenía esperanzas de poder entrar en el juego de los blanquiverdes, el Córdoba se encargó de romper el tablero y acaparar todas las fichas ante el Cacereño. Con una superioridad aplastante y la sensación de que a fuego lento se cuece una temporada inolvidable y reconciliadora para el equipo y su afición.

Sorprendió Germán Crespo de inicio con su once inicial, especialmente dando entrada a Carlos Marín, seguramente enfocado a que el joven arquero coja confianza y minutos de cara a la final de la Copa RFEF. Precisamente por ese compromiso, y por lo que el equipo viene arrastrando en las últimas semanas en cuanto a desgaste, también tuvo su oportunidad desde el once titular Julio Iglesias.

Le costó al Córdoba CF unos minutos asentarse en el encuentro, principalmente por la buena disposición táctica del Cacereño, que con una defensa de cinco y cuatro hombres en la medular dificultó la circulación de balón de los blanquiverdes. De hecho, el equipo de Julio Cobos fue el primero en avisar, pues una pérdida en zona inadecuada de Miguel de las Cuevas la aprovechó Kamal para plantarse ante Carlos Marín, pero su disparo fue excesivamente flojo y el meta lo acunó sin problemas entre sus brazos.

El conjunto cordobesista se entonó a medida que Simo y Puga empezaron a entrar en juego. Desde la izquierda, el de Olot se movía con comodidad entre líneas, tratando de conectar con De las Cuevas y generando doble vigilancia en la zaga del rival. Pero fue por el costado derecho por el que el Córdoba más percutió en el tramo inicial del partido. Por ahí llegó la primera gran ocasión, con un centro de José Ruiz apurando la línea de fondo que De las Cuevas cabeceó en el punto de penalti. El balón se perdió por línea de fondo por muy poco.

Willy Ledesma celebra el gol que abrió la victoria del Córdoba CF ante el Cacereño. Willy Ledesma celebra el gol que abrió la victoria del Córdoba CF ante el Cacereño.

Willy Ledesma celebra el gol que abrió la victoria del Córdoba CF ante el Cacereño. / Miguel Ángel Salas

El dominio progresivo de los blanquiverdes no tardó en consolidarse y tener su refrendo en el marcador. La jugada que cambió el partido fue un robo en campo rival de Ekaitz Jiménez. Kamal combinó el balón sin mucha tensión y el lateral zurdo del Córdoba, atento siempre a esas situaciones, se anticipó para orientarse el balón en carrera. El vasco encontró a Simo rápidamente, cuyo centro al punto de penalti lo recepcionó Willy de espaldas, para soltar un latigazo a la media vuelta que se coló por la escuadra de la meta de Fran Martínez. Zarpazo en una jugada de calidad y el duelo que ya entraba en una nueva dimensión.

A partir de ese momento, el Córdoba ya se encontró más cómodo, ante un Cacereño que ni mucho menos se volvió loco, pero que lógicamente ya tuvo que dar un pequeño paso adelante. Los blanquiverdes dieron con más facilidad con los espacios entre líneas y el balón circuló como más le gusta a Germán Crespo, con rapidez desde el centro del campo a las bandas.

Especialmente volcado estuvo el juego del equipo hacia el lado derecho, donde Puga percutía una y otra vez encarando a Gayoso. El granadino se sacó un buen centro raso a la media hora que, con todo a su favor, remató flojo Javi Flores. Con la autoestima por las nubes y la concentración a niveles máximos, a su fluidez ofensiva el Córdoba sumó una fe en la presión que terminó por asfixiar al Cacereño, al que la pelota le duraba cada vez menos. Fueron minutos de dominio y buen juego de los blanquiverdes, que no pudieron ampliar la renta porque el partido vivió minutos de interrupciones, con varias faltas del Cacereño bastante duras, incluida una que sacó del partido a De las Cuevas por un fuerte golpe en la cabeza.

A la vuelta de vestuarios, el Córdoba estaba resuelto a no dar mucha más vida al Cacereño. Casas, que había entrada por De las Cuevas sin tiempo para intervenir en la primera parte, lo hizo a lo grande en el segundo acto. El rambleño bajó un balón que José Ruiz se quitó de encima con potencia, le ganó la acción a su par y habilitó a Simo, cuyo remate repelió Fran Martínez. El balón le volvió al rambleño, que soltó un misil imposible de parar para el meta del conjunto extremeño.

De las Cuevas pelea por el balón con un zaguero del Cacereño. De las Cuevas pelea por el balón con un zaguero del Cacereño.

De las Cuevas pelea por el balón con un zaguero del Cacereño. / Miguel Ángel Salas

El segundo tanto destrozó al Cacereño, incapaz ya de mostrar resistencia ante un Córdoba pletórico. Para colmo, Germán Crespo redobló su apuesta desde el banquillo. Toni Arranz y Adrián Fuentes al campo. Consistencia en la medular con el primero y potencia en ataque con el segundo para terminar de sellar el duelo. No pudo salir mejor la apuesta del técnico granadino, pues Fuentes corrió para situarse en ataque y en esa primera acción Casas volvió a ganar una acción en la zona de tres cuartos, le colocó un pase medido y perfecto por delante para que el potente ariete cruzara ante Fran Martínez a gol.

El Córdoba había entrado en éxtasis, al igual que su afición, entregada ya a la fiesta en la grada. Y en ese contexto Willy Ledesma aprovechó para firmar su doblete, abriendo más la herida de un Cacereño que, sin estar especialmente mal en el partido, se desangraba sin remedio.

El duelo tenía ya poca historia más allá del regocijo de los blanquiverdes y Germán Crespo entendió que era el momento de repartir los minutos. Alejandro Viedma regresó tras meses apartado del equipo por lesión y el Córdoba siguió jugando con soltura, con el viento a favor y la gente en la grada haciendo la ola. Antes del final del encuentro, ya en el añadido, Luismi redondeó la goleada con una gran definición ante Fran Martínez. Un mazazo en la mesa que rompe el tablero y manda un serio mensaje a todos. Queda mucho por delante, pero ese objetivo del ascenso directo cada vez más está más cerca de tomar pleno color blanco y verde.

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