Real Balompédica Linense - Córdoba CF | La Crónica

  • El Córdoba CF perpetra otro partido lamentable y sigue deambulando en un triste final de temporada

  • La caraja defensiva de todas las tardes facilitó el gol de Alhassan Koroma que decidió el partido

Sin alma, sin orgullo (1-0)

Caballero intenta frenar a Joao Pedro en el Balona - Córdoba CF. Caballero intenta frenar a Joao Pedro en el Balona - Córdoba CF.

Caballero intenta frenar a Joao Pedro en el Balona - Córdoba CF. / Erasmo Fenoy

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

Otro golpe en la hundida moral del cordobesismo. El Córdoba CF perpetró un partido desesperante ante la Real Balompédica Linense para constatar que, de aquí a final de temporada, lo único que le queda por hacer es deambular sin mayor ambición por los campos hasta el pitido final del último partido de un curso para el olvido. Los blanquiverdes regalaron tres puntos a un rival agobiado por las urgencias del descenso, que llevaba tantas semanas como el CCF sin ganar y que fue capaz de tomar aire simplemente porque quiso hacerlo. Un gol de Alhassan Koroma fruto de la desidia del Córdoba a la hora de defender decantó la balanza para el lado del que más lo buscó, sin que esa voluntad se tradujera en un fútbol precisamente brillante, aunque sí efectivo y suficiente.

Todo lo contrario fue un Córdoba que, a estas alturas del año, ya ni siente ni padece. Solo así se explica que el conjunto cordobesista pareciera conformarse con una derrota mínima en el Municipal de La Línea, en el que nunca buscó ni por asomo el triunfo, a pesar de que ya, sin objetivos ambiciosos de por medio, el teórico miedo a perder tendría que quedarse en el vestuario.

Los de Mosquera hicieron una mala primera parte, en la que para colmo volvieron a regalar una acción defensiva que les costó un gol, y una segunda aún peor para seguir echándose paladas de tierra encima. Si alguien piensa que este equipo ya ha tocado fondo, solo tiene que esperar una semana para que el balón vuelva a rodar.

Tratanto de reactivar a sus hombres después de golpe sufrido el miércoles ante el Racing Ferrol, Manuel Mosquera agitó el once inicial con tres novedades, dando entrada a José Alonso, Ekaitz Jiménez y Marco Camus. Con todo, lo más llamativo fue el posicionamiento de varios de sus futbolistas, pues Jorge Moreno se ocupó del desierto lateral derecho, mientras que Kike Márquez regresó a su hábitat natural, la mediapunta.

Con media permanencia en juego, la Balona quiso contemporizar de inicio, como si de tomarle el aire al Córdoba se tratase, antes de empezar a percutir sobre el área de Carlos Marín. Esa pasividad de los linenses permitió al conjunto cordobesista tener la primera ocasión del partido. Fue en un balón en largo de Alberto Jiménez que Camus bajó para recortar a su par y sacar un disparo raso y ajustado al poste que Varo envió a córner con apuros. Un esperanzador chispazo al que el Córdoba no supo dar continuidad.

Alhassan Koroma celebra el gol que dio la victoria a la Balona sobre el Córdoba CF. Alhassan Koroma celebra el gol que dio la victoria a la Balona sobre el Córdoba CF.

Alhassan Koroma celebra el gol que dio la victoria a la Balona sobre el Córdoba CF. / Erasmo Fenoy

Porque muy pronto se vio que el único recurso de este equipo, al menos con estos jugadores en el once inicial, es el del juego directo. Una baza demasiado pobre, sobre todo cuando desde el centro del campo hacia arriba falta ese nervio necesario para imponerse en los duelos individuales y poder generar segundas jugadas.

Atendiendo al poco bagaje de los de Mosquera, la Balona dio un paso adelante y pasó a tener más el balón, aunque sin la profundidad necesaria para hacer daño. Con todo, el Córdoba demostró que es capaz de conceder en casi cualquier circunstancia del juego. Borja, desde campo propio, puso un balón largo a la espalda de Alberto Jiménez, donde Koroma se movió con ímpetu para recepcionar de manera magistral y batir a Carlos Marín con una exquisita vaselina, mientras la zaga blanquiverde observaba la acción desde una posición privilegiada.

La acción escenificó a la perfección el momento del Córdoba, un equipo a la deriva entre el desconcierto, la apatía y la nula concentración en las acciones defensivas. De nuevo tocaba remar a contracorriente, algo a lo que este equipo no sabe reponerse, como viene demostrando desde hace semanas. Aún así, el paso atrás dado por la Balona para tratar de consolidar su renta permitió a los blanquiverdes acabar la primera parte sin apuros en su área, e incluso con alguna llegada a la contraria.

Pasada la media hora de juego, Willy cabeceó un buen centro lateral de Kike Márquez. La jugada se repitió en el 42', con el centro desde la derecha y el cabezazo del punta anulado por fuera de juego. Poco después, Márquez lo probó en jugada personal, pero su zurdazo lo desvió a córner Varo. Intentos inertes de un equipo sin convencimiento para ir a por el rival.

Cabía esperar, por puro decoro, que el Córdoba tratase de mejorar en la segunda parte, en busca de al menos un empate que le hiciera salir con la cabeza alta de La Línea. Pero eso es mucho esperar con este equipo, al que ya lo único que le alivia es pensar en el final de temporada y las vacaciones, que se alargarán un mes más de lo previsto para ver el play off por televisión.

Si mala fue la primera parte, la segunda no puede calificarse más que como infame. Porque las pocas ocasiones que el CCF tuvo en la primera parte no tuvieron continuidad, pese a los cambios con los que Mosquera trató de reanimar a un muerto cuyo corazón hace tiempo que dejó de latir.

Diarra intenta cortar una salida de Yassin Fekir a la contra, en el Balona - Córdoba CF. Diarra intenta cortar una salida de Yassin Fekir a la contra, en el Balona - Córdoba CF.

Diarra intenta cortar una salida de Yassin Fekir a la contra, en el Balona - Córdoba CF. / Erasmo Fenoy

El técnico gallego, que da la sensación de ser el único que cree en lo que hace, lo intentó primero con Javi Flores para tener algo de criterio en la medular. Poco después, al ver que su equipo seguía sin clarividencia alguna, buscó piernas frescas en el ataque con un triple cambio (Simo, De las Cuevas y Casas). Y, por último, poco antes de la hora de juego tiró de Carracedo para agotar las permutas. Mucho movimiento desde el banquillo y nulos frutos, pues el Córdoba se dejó ir en un ritmo de partido de veteranos, mientras la Balona escurría el bulto encantada de que no pasase nada en el partido, a sabiendas de que su renta en el marcador estaba a buen recaudo. Solo un chut lejano de Casas que Varo repelió con los puños sacó del tedio a los blanquiverdes.

Ni siquiera llegó el arreón final para hacer sufrir a un rival nervioso por la trascendencia de los puntos en juego. El choque terminó como si de un amistoso se tratara para un Córdoba que sigue empeñado en desafiar hasta límites insospechados la paciencia de sus seguidores. Ya queda menos para el final de esta tortura en la que se ha convertido la temporada.

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