Sandoval, como un camaleón

Córdoba/Desde su llegada al Córdoba, José Ramón Sandoval ha ido deslizando en las previas de los partidos la posibilidad de introducir en la batalla alguna modificación con la que sorprender a su enemigo, algo que ha venido repitiendo con más aciertos que errores. Pero hasta el pasado domingo en El Sadar, las novedades no habían alcanzado nunca al sistema, sustentado en el normalizado 4-2-3-1 y sólo modificado por las características de los jugadores utilizados, que no es poco. En Pamplona el giro desembocó en un 5-2-1-2 exitoso por el buen trabajo del grupo. Fue la culminación del proceso de adaptación que el técnico y su grupo venían demostrando durante el desarrollo de los encuentros, una cualidad valiosísima en una situación tan delicada como en la que está el CCF que le permite exprimir sus virtudes sin descuidar las del adversario de turno.

Sandoval partió en sus primeras ocho citas con un 4-2-3-1 en el que la principal novedad estuvo siempre en el doble pivote. Con Edu Ramos fijo, su compañero marcaba el perfil del equipo. Mucho más defensivo en el estreno ante el Granada, cuando formó con Jesús Valentín de stopper para liberar más al malagueño; más combinativo el resto de duelos, especialmente los dos primeros con Javi Lara y en Soria con Álvaro Aguado, y con formato mixto en las cuatro en las que fue Sergio Aguza el elegido.

En el resto de posiciones, lo máximo que alcanzó a cambiar Sandoval a la hora confeccionar el once en esos primeros ocho partidos fue en la ordenación de las medias puntas. Lo normal ha venido siendo Jovanovic tirado a la derecha y Narváez partiendo desde la siniestra, dejando el enganche a Alfaro o Reyes, aunque ambos también han llegado a formar juntos.

Sin embargo, esa invariabilidad en los planteamientos iniciales fue ampliamente compensada por el técnico de Humanes con su agilidad en el desarrollo de los encuentros. La variante ofensiva ha tenido casi siempre como actor principal a Jauregi, utilizado ante el Valladolid, el Lugo, el Numancia y el Lorca para dibujar un 3-2-3-2 que sirvió para remontar a los pucelanos y tumbar a gallegos y murcianos; en Soria, el disparo a la desesperada no otorgó el empate.

Pero Sandoval también ha sabido dar un paso atrás cuando tocaba. En Alcorcón mantuvo el sistema, pero pasó de un doble pivote combinativo a uno de más fuerza al dar entrada a Vallejo y el equipo, con ese cimiento, se llevó la victoria en el tramo final. Ante el Lugo, tras el 1-0 recompuso la línea de cuatro atrás con Caro para frenar el arreón definitivo lucense. E incluso en Tarragona, con 0-1, el técnico blindó la medular con el vitoriano y frenó el costado izquierdo con Fernández a pierna cambiada para terminar haciendo el 0-2.

Unas variantes tácticas que durante esas ocho jornadas ya avistaron la capacidad de sorpresa de Sandoval, esa maleabilidad para saber jugar con las fases de los partidos y los puntos débiles (y fuertes) de los enemigos de turno. Y que tuvieron su punto culminante el pasado domingo en El Sadar ante Osasuna, cuando más allá de los minutos finales de las citas con el Oviedo y el Lorca, alineó dos delanteros de salida y una línea de cinco defensas, con dos carrileros de largo recorrido. Valentín, tras siete partidos fuera, fue el mejor de la zaga, Loureiro y Galán brillaron con metros por delante, y Narváez y Guardiola sustentaron un ataque en el que sólo se vio a Jovanovic algo perdido. Al final, su salida del campo por Aguado dibujó algo parecido a un 5-4-1 suficiente para hacer definitivo el empate.

"Es una satisfacción que en una semana preparamos un nuevo sistema y que salga tan bien. Eso demuestra que los jugadores están muy metidos", comentó Sandoval ayer en Canal Sur Radio. Y eso refleja también su capacidad camaleónica para manejar los partidos antes y durante, lo que por ahora aparenta ser garantía de éxito.