Balance de la temporada

El Córdoba CF, un equipo devorado por sus expectativas

Casas protesta una acción en el Córdoba CF - Celta de Vigo B.

Casas protesta una acción en el Córdoba CF - Celta de Vigo B. / Juan Ayala

El primer curso del Córdoba CF en Primera Federación acaba en fiasco sonado. Los blanquiverdes protagonizaron un curso de frenopático, con un primer tramo de la temporada pletórico y un segundo horroroso para terminar en la más absoluta mediocridad. La novena plaza final es un chasco importante, pero lo que convierte esta temporada en un sonoro fracaso para la entidad son las formas. Porque el Córdoba ha pasado de ser el segundo mejor equipo en la primera vuelta del campeonato a despedir el curso como el peor equipo de la segunda vuelta, con solo dos victorias en 19 partidos.

Esa caída sostenida que arrancó a finales del 2022 y ha tenido una continuidad irremediable desde que se reanudó la liga deja el proyecto de Infinity seriamente tocado. El estrepitoso revés se ha cobrado la cabeza visible del club –Javier González Calvo– y se llevó también por delante a un Germán Crespo que pasó de gran apuesta para el banquillo con una renovación multianual a engrosar las listas del paro en solo unos meses. Y ahí puede no quedar la cosa, porque las próximas semanas se presumen movidas en el club de El Arcángel, una entidad obligada a resetear desde los cimientos su primera plantilla, pero también el banquillo, en el que no continuará Manuel Mosquera después de firmar unos números horrorosos.

Los números finales del Córdoba hablan de un equipo mediocre en todos los sentidos. 14 victorias, 12 empates y 12 derrotas adornan la nómina liguera de los blanquiverdes, con un balance goleador de 48 dianas a favor y 37 en contra. En ningún registro individual ni colectivo descollan los cordobesistas, ni por arriba ni por abajo.

Pero no se puede hablar de una temporada de medias tintas en referencia a un Córdoba que, por entidad y por capacidad presupuestaria no era un recién ascendido al uso, como desde el club se deslizaba a principio de temporada con la boca pequeña, con la intención de restar presión a una plantilla que, sin embargo, internamente sabía que el objetivo no era otro que luchar por el ascenso hasta las últimas consecuencias. Es más, el fulgurante arranque –con siete victorias en los primeros diez partidos de liga– llevó a los máximos responsables del club a hablar sin tapujos de luchar por la primera plaza. En medio de esa euforia, llegó la contundente renovación de Germán Crespo por tres temporadas, algo que a la postre se confirmó como una de las decisiones que terminó haciendo mella en el vestuario.

Larga y sostenida caída

Con los malos resultados ya asomando por El Arcángel en un agitado cierre de 2022, el mercado invernal terminó de condenar a un equipo incapaz de responder a las expectativas generadas. De un equipo que iba lanzado salieron media docena de jugadores –síntoma inequívoco de que los problemas afloraban– y llegaron otros tantos. Agitar el avispero no solo no mejoró la situación, si no que terminó por confirmar el desastre. Perder la estela del primer puesto era asimilable, pero no alcanzar siquiera el play off supone un rotundo fracaso de un equipo devorado por sus expectativas.

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