El Córdoba CF consumó en Mérida la decepción completa en una temporada para olvidar. Los blanquiverdes, ya sin opciones de jugar las eliminatorias por el ascenso, tenían al menos el consuelo de pelear por una victoria que les permitiera apurar las posibilidades de tener un hueco en la próxima Copa del Rey. Pero como viene sucediendo en los últimos tres meses, el triunfo esquivó de nuevo al conjunto cordobesista, que en el Romano José Fouto confirmó que, tras 25 años ininterrumpidos en el torneo del KO, la próxima temporada tendrá que ver la competición por la televisión. Es algo que no sucedía desde el curso 1998-99.

No era, ni mucho menos, el objetivo con el que el Córdoba había soñado al principio de la temporada, pero sí era un requisito mínimo a cumplir en su estreno en Primera Federación. Conseguir un puesto en la Copa del Rey era algo al alcance de los blanquiverdes. Un reto asequible teniendo en cuenta que en cada grupo se repartían cinco billetes, sin que en la pugna entrasen los equipos dependiente o filiales de otros de superior categoría.

Ese matiz, teniendo en cuenta la gran temporada del Real Madrid Castilla y el Celta de Vigo B, que se han metido entre los cinco primeros puestos, estiraba el margen de los blanquiverdes hasta la séptima plaza. Pero esta temporada está visto y comprobado que no hay objetivo susceptible de que el Córdoba CF lo tire por la borda. La Copa del Rey no iba a ser menos. A falta de una jornada, esa última plaza para el torneo copero ya tiene dueño y se fue a parar a manos del Unionistas de Salamanca.

Lo que ahora parece una anécdota, para el Córdoba supone un problema serio. Primero por el aspecto deportivo, pues no disputar la Copa del Rey supone tirar por tierra 25 años de competencia ininterrumpida en una de las competiciones que mayores satisfacciones han dejado últimamente en El Arcángel. Segundo, por lo que en el plano económico supone para la entidad. Y es que la Copa es la competición que mejores ambientes ha generado en El Arcángel en los últimos años. Sin ir más lejos, todo el mundo recuerda lo vivido en la visita de un Sevilla FC de Liga de Campeones el curso pasado al feudo blanquiverde, en un duelo en el que los de Germán Crespo llevaron al límite a su rival.

Esa expectación que siempre ha generado la Copa en un club como el Córdoba tiene una repercusión directa en las arcas de la entidad, pues el torneo del KO suele disparar los ingresos por taquillas siempre que el equipo logra avanzar rondas hasta jugar en casa. En plena reestructuración de sus planes económicos con la llegada de Fernández Monterrubio, el Córdoba pierde una hipotética fuente de ingresos muy importante.

Las grandes noche de Copa

Para constatar que el cordobesismo echará de menos la Copa del Rey de manera notable basta con remontarse a las últimas grandes noches en El Arcángel, casi siempre protagonizadas en el contexto del torneo del KO. El duelo ante el Sevilla de primera ronda del año pasado es un claro ejemplo, pero es que un curso antes los blanquiverdes tumbaron a dos equipos de categoría superior como el Albacete y el Getafe, antes de perder luego ante la Real Sociedad.

En el recuerdo de la afición blanquiverde está también el trienio comprendido entre 2010 y 2013, con su equipo alcanzando los octavos de final de la competición en temporadas memorables. En la 2010-11, tras hacer hincar la rodilla en El Arcángel a Numancia, Rayo Vallecano y Racing de Santander, el Deportivo de La Coruña cercenó las ilusiones del CCF.

Un año más tarde, el Córdoba doblegó al Murcia, el Huesca y el Real Betis -a doble partido- para volver a rozar la machada de los cuartos de final ante el Espanyol de Barcelona. Y en el curso 2012-13, tuvo que ser el mismísimo Barcelona, con Messi a la cabeza, el que cortara el camino de un CCF que derrotó al Elche, al Sabadell y a la Real Sociedad.

Eliminatorias que guardan su espacio en la historia más dorada del club de El Arcángel, que ha disfrutado de la Copa del Rey durante 25 años sin faltar a su cita. Ahora, el Córdoba CF tendrá que esperar al menos una temporada para recuperar esas sensaciones que solo ofrece la Copa.