Un zoco solidario en Los Califas
Más de 400 personas participan este año en el vigésimo baratillo de Adevida
Adevida inauguró ayer su tradicional baratillo, que se ha convertido en un clásico de la solidaridad de la ciudad, y que en 2011 cumple sus primeros veinte años de vida. El lugar elegido es de nuevo el coso de Los Califas, en el que hasta el próximo domingo más de 400 personas trabajarán de manera desinteresada en el baratillo, con el que la asociación quiere recaudar la máxima recaudación posible para continuar con su labor solidaria.
Adevida es una asociación que se dedica a prestar ayuda a mujeres embarazadas que están solas y que también trabaja con ellas durante los primeros años de vida de los niños. Confiada en la respuesta del público, la presidenta de Adevida, Maribel Guerrero, aseguró que "Córdoba es muy solidaria con el baratillo de Adevida". Guerrero se mostró convencida de la respuesta de todos aquellos que quieran pasar por este particular zoco solidario, en el que se pueden encontrar desde simples llaveros hasta las tartas más caseras pasando por una peculiar tómbola y un restaurante. La principal novedad de este año es que la duración del baratillo se prolonga un día más, una decisión que, según Guerrero, se debe al simple hecho de intentar "recaudar más porque tenemos muchas peticiones a las que no podemos atender". Prueba de ello, continuó, es que el año pasado "recibimos 250 peticiones de ayuda y sólo hemos podido atender a unas 120".
Aunque la mayor parte de los puestos que conforman este baratillo han participado desde el principio, este año hay caras nuevas en Adevida. Es el caso de Beatriz Baldasano, encargada de la firma Dímelo Hilando, que ha decidido participar con la asociación "por la buena labor que hace". En el espacio que ocupa del coso de Los Califas, Baldasano expone su trabajo artesanal: colgantes, pulseras, llaveros, medallones para cunas, gemelos de caballero, broches, cestos para la plaza y también tocados personalizados.
Y de una novata, a una de las más veteranas en este baratillo: María Isabel Eguilaz, quien desde hace veinte años se encarga del espacio reservado a la venta de ropa. Al principio, relató, "teníamos ropa de segunda mano, pero ahora ya no se quiere". Por eso, el expositor cuenta con ropa de temporadas pasadas "de las mejores tiendas de Córdoba", destacó.
Para hacer un descanso, el baratillo cuenta con una peculiar cafetería: La Chicuelina, que regenta Mercedes Guerrero. "Vengo por vocación y por solidaridad", aseguró convencida, mientras preparaba un café con leche. Guerrero incidió en el carácter solidario y altruista de esta iniciativa, ya que gracias a ella "ayudamos a las mujeres que lo necesitan en un momento trascendental de su vida".
Otra de las sorpresas del baratillo es la tómbola, de la que este año se encarga Leonor Roldán, y en la que se puede pujar por juguetes, electrodomésticos, juegos de toallas y numerosos muñecos vestidos con ropa clásica, que confeccionan las voluntarias y que son los más preciados por los asistentes. La tómbola cuenta este año con tres reclamos: el balón oficial del Real Madrid, firmado por toda la plantilla, un traje de gitana de la firma Blanco y Albero y una motocicleta, aunque ésta se sorteará el próximo domingo con la presencia de un notario.
Aunque el baratillo de Adevida abrió sus puertas a primera hora de la mañana, la inauguración oficial tuvo lugar a las 18:00, con la presencia de la escritora Alejandra Vallejo-Nágera -que este año es la madrina oficial del evento- y el canónigo de la Catedral Miguel Castillejo.
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