Una vuelta al Medievo junto a la Calahorra

Puestos de artesanía y productos de alimentación, talleres, pasacalles musicales y exhibiciones conforman una nueva edición del Mercado Medieval

Rodolfo López muestra unos quesos de tetilla.
Rodolfo López muestra unos quesos de tetilla. / Reportaje Gráfico: Barrionuevo
Á. Alba

28 de enero 2017 - 02:36

Espadas, escudos, túnicas, capas, música, exhibiciones y mucha artesanía son los principales atractivos del Mercado Medieval, que un año más ha instalado en el entorno de la Torre de la Calahorra. Aunque la lluvia y el frío deslucieron ayer la inauguración de la cita, los comerciantes afrontan con ilusión esta edición que cuenta con 150 puestos -de los que 15 son de restauración y el resto de artesanía-, talleres, exhibiciones y pasacalles.

Los dulces y golosinas son una de las atracciones de este mercado. Uno de esos puestos no aptos para golosos es el de Ana, que llega de Gerona con chocolate artesano. La novedad que presenta en esta ocasión es el chocolate con sésamo garrapiñado, a lo que hay que sumar tabletas con dibujos y chocolate a la taza. "Ya estuve hace cuatro años en La Corredera, hay gente que ya me conoce y venimos con ganas de vernos otra vez", señala.

Mientras, de surtir de golosinas a grandes y pequeños se encarga Francisco Casino desde un quiosco multicolor en el que destacan los palotes de diferentes sabores y las gominolas de frutas. Para este fin de semana han traído desde Jaén aproximadamente 200 kilos de golosinas.

Pero no sólo dulces se pueden comprar en esta feria. Vino caliente, cerveza artesana, ibéricos, quesos o los tradicionales bollos preñados son algunos de los alimentos que tientan a los visitantes durante el recorrido. Uno de los clásicos del mercado es Juan José Cloner, que viene desde Palafrugell (Gerona) con su taller artesano de panadería orientado a todos los públicos, pero principalmente a los niños. En él explica "cómo se hacía el pan antiguamente y lo elaboro aquí delante". Por ejemplo, los visitantes podrán ver el proceso de producción del pan o bollos preñados de diferentes tipos y preguntar sus dudas al maestro panadero. "El producto estrella aquí es la leña, uso bien el olivo o la encina de Andalucía", apunta.

También a la alimentación se dedica Rodolfo López. Llegado de la aldea de San Simón da Costa, en Villalba (Lugo), lleva once años acercando a Córdoba una gran variedad de quesos artesanos como el de tetilla (tradicional de Galicia), picantes, curados o tarta de queso de tetilla, entre otras variedades. Su producto estrella es el San Simón Da Costa, un queso ahumado naturalmente. Para este fin de semana ha traído unos 3.000 kilos de estos productos. "La idea es que la gente bonita de Córdoba venga y adquiera este queso que no suele tener muy a mano", indica.

Un poco más adelante está el colorido quiosco de ambientadores de Conrado Muñoz, que vienen desde Elche. Es uno de los vendedores que nunca falta a esta cita que se celebra desde 2014 en el entorno de la Calahorra. "La Corredera tenía su encanto pero para nosotros aquí es mejor para trabajar, montar y desmontar; y también para el público", puntualiza. Desde su puesto ofrece ambientadores artesanales de parafina, a los que "no se les introduce vela ni ningún otro producto para que huela, y tienen una duración de alrededor de un año".

La bisutería ocupa una buena parte de la oferta del Mercado Medieval. Adornos de todo tipo y materiales se pueden encontrar en muchos de los tenderetes instalados junto a Miraflores. Eso sí, cada artesano trata los materiales de una forma diferenciada que los hace especiales para el público. Uno de estos puestos es el de María Roig, que viene de Madrid para ofrecer colgantes, pulseras y pendientes que ella misma realiza con cuero y zamac (aleación de metales) y vende "a un precio bastante asequible". Es la segunda vez que acude al mercado en la ciudad y guarda un buen recuerdo de su anterior experiencia: "Es una feria muy bonita y la gente es súper receptiva".

Claudi Comte ha llegado desde Gerona este año por primera vez a Córdoba con sus pulseras de cuero calado pintadas de colores. Aunque trae mucho material ya hecho, también trabajará durante este fin de semana a la par que atiende su puesto. "Dicen que éste es un mercado que funciona bien pero no lo he probado nunca", aclara.

Zapatillas de casa, peluches térmicos, plantas, y hasta espadas son algunos de los productos que los visitantes pueden encontrar en este Mercado Medieval, una de las citas lúdicas más esperadas en la ciudad.

stats