La Virgen de los Dolores protege bajo su manto a los niños de Córdoba
Cofradías
La hermandad celebra la festividad de la Candelaria y la presentación del niño Jesús en el templo

Como es tradición, cada año, cuando se cumplen 40 días de la celebración del nacimiento de Jesús, Capuchinos se convierte en un espacio de acogida a los más pequeños. La Hermandad de los Dolores abre las puertas del camarín de la Señora de Córdoba para que todo aquel que lo desee pueda pasar bajo el manto de la imagen.
No tienen por qué ser solo niños los que reciban la bendición de la Virgen, aunque es cierto que suelen ser los más pequeños los que protagonizan este acto en la iglesia de San Jacinto.
Por eso, este domingo, no ha sido raro ver a niños y niñas acudir de la mano de sus abuelos y sus padres hacia la plaza del Cristo de los Faroles como una especie de fiesta de recogimiento para ver a la Virgen de los Dolores.
Antes de la apertura del camarín, se produce la celebración de la Palabra, en la que se explica el porqué de esta cita que no es solo característica de la hermandad servita. Y es que, cuenta la Biblia, fue a los 40 días de nacer Jesús cuando María y José lo llevaron al templo. Simeón y Ana, dos ancianos ejemplares que vivían en el templo, reconocieron entre todos los niños a uno que era especial, al Mesías. Además, por ser María quien lo llevó en su vientre, también se celebra ahora la fiesta de la Candelaria.
Las cosas han cambiado, eso sí, porque la tradición judía decía que para ofrecer a los niños había que hacer un ofrecimiento que, tradicionalmente, era de ganado. También se podían ofrecer un par de tórtolas o dos pichones si se era pobre, que era lo que pudieron dar María y José según relata la Biblia.
Así, bajo la enseñanza de las Sagradas Escrituras, se celebra esta ya tradicional cita en Capuchinos. Desde el año 1976 lleva la Hermandad de los Dolores celebrando la festividad de la Candelaria y la presentación del niño Jesús en el templo.
De 17:00 a 19:00, familias de la ciudad devotas de la venerada imagen han llevado a sus más pequeños a pasar por debajo del manto de la Dolorosa para inculcarles desde niños el fervor hacia una de las imágenes de más apego de Córdoba.
Se trata de una tradición que sirve a los fieles para pedir a la Virgen de los Dolores su protección, especialmente para los más pequeños. Así, desde bebés que aún están en los carritos hasta niños que salen el Viernes Santo como esclavinas en la procesión de la cofradía han accedido al camarín de la Virgen y han pasado por debajo de su manto en un espléndido domingo que se ha dado a los halagos hacia la Señora.
También te puede interesar
Lo último