Los últimos de Rabanales

Profesores y alumnos de la Escuela Superior Politécnica y Agrónomos ocupan ya el edificio Da Vinci, que aún quedaba por levantar en el campus tras ser proyectado en 1990 por el ex rector Amador Jover

Lourdes Chaparro

13 de octubre 2008 - 01:00

"El Leonardo da Vinci significa el cierra de las grandes obras en Rabanales, donde el volumen constructivo está bastante cumplido". Así de convencido se mostraba el rector de la Universidad de Córdoba (UCO), José Manuel Roldán Nogueras, a finales del pasado mes de julio en una entrevista concedida a El Día. Y es bien cierto, porque ahora en el campus sólo hace faltan arreglos de urbanización e intentar "humanizarlo", tal y como defienden desde el equipo de gobierno de la UCO.

El nuevo edificio, cuya primera piedra se puso el 9 de junio de 2005, pone punto y final a 20 años de espera para que el campus quede al completo, gracias a un proyecto que ideó el ex rector de la UCO Amador Jover en 1990. Con la intención de centralizar la investigación agroalimentaria y científica en los terrenos de la antigua Universidad Laboral, Jover intuyó Rabanales. La iniciativa surgió en 1990, pero tuvieron que pasar tres años hasta que por fin el proyecto recibió el impulso definitivo. Desde entonces y hasta hace apenas unos meses, las obras en el campus no han parado. Buena prueba de ello ha sido construcción de la primera granja experimental por parte de la Facultad de Veterinaria o el Servicio Centralizado de Animales en Experimentación, que se inauguró el pasado mes de marzo.

La construcción del edificio Leonardo da Vinci, el más grande de Rabanales al ocupar algo más de 18.000 metros cuadrados de superficie, tampoco ha estado exenta de problemas desde que comenzara hace ahora tres años. Financiación fuera de tiempo o retrasos en la entrega del inmueble por culpa de la constructora han sido algunos de los inconvenientes que por fin se han superado. Sin duda, uno de los más llamativos fue el expediente que la institución académica abrió contra la constructora del edificio, la Unión Temporal de Empresas Aldesa-Ecasur, por el incumplimiento de fechas. La UCO y la empresa llegaron a un acuerdo en marzo del año pasado sobre la fecha de entrega, pero en agosto esos plazos no se habían cumplido. Por ello, en septiembre de 2007 la institución que dirige José Manuel Roldán Nogueras abrió el expediente que, según la ley de contratos, obliga a la empresa a indemnizar a la Universidad al pago de 0,12 euros diarios por cada 601 euros de la cantidad adjudicada de la obra, fijada en más de 12 millones de euros. Esta situación significó que la constructora tuvo que abonar a la UCO 2.116 euros por cada día de retraso en la entrega del inmueble o, lo que es lo mismo, unos 445.000 euros.

Así, el Leonardo da Vinci ya forma parte del paisaje de Rabanales, campus por el que a diario pasan más de 7.000 personas. El inmueble, según detalla el vicerrector de Infraestructuras y Campus, Antonio Cubero, cuenta con siete departamentos, reservados para el área de ingeniería. En concreto, para electricidad; electrónica; tecnología eléctrica y arquitectura de computadores. Además, de los espacios reservados para los departamentos de ingeniería rural, forestal, mecánica, hidráulica de Agrónomos, junto a los de química, física y termodinámica aplicada. Pero los 18.000 metros cuadrados dan también para siete aulas dedicadas a impartir clase y otras cinco reservadas para la informática. Todo ello, según Cubero, hacen que el Leonardo da Vinci sea un "edificio totalmente funcional", destinado la docencia e investigación.

Sin duda, los principales beneficiaron han sido los alumnos de la Escuela Politécnica de la UCO, puesto que el centro "llevaba 12 años dividido", recordó Cubero. Y es que los estudiantes estrenan este año nuevas aulas, aunque con cierto retraso, puesto que el plazo de ejecución inicial previsto fue de 18 meses. A pesar de ello, durante las últimas semanas se han estado dando los retoques que aún quedaban en el edificio. Es más, esta misma semana se ha inaugurado la iluminación del Leonardo da Vinci, un sistema que, según detalla Cubero, alumbra el porche el edificio a lo largo por la parte frontal.

Aunque el último edificio de Rabanales ya es un hecho, en el campus aún quedan cosas por hacer, como la futura área de servicios que se contempla en el seno de la institución académica, para la que aún no hay fecha.

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