Tres artistas cordobeses cumplen su sueño de actuar en el 'Broadway madrileño': "Lo más importante es no rendirse"

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Los jóvenes forman parte del elenco 'Raffaella', que se representa en el Teatro Capitol de Madrid

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Los artistas cordobeses de Raffaella / Alejandro Palacios

Clara Martínez, Álex Garasa y Juan Carlos Muñoz son tres jóvenes cordobeses de entre 20 y 26 años que forman parte del elenco de Raffaella, un musical homenaje a Raffaella Carrà que lleva unos meses subiéndose a las tablas del Teatro Capitol, en plena Gran Vía de Madrid. Un show único que viaja por "los momentos más significativos de la carrera de la artista italiana que hizo bailar al mundo entero", donde estos cordobeses han tenido la oportunidad "de cumplir su sueño". Un proceso lleno de castings, fases, pausas y también de aprender que tanto los momentos especiales como los "no" son parte esta profesión.

Clara estudió violín en el Conservatorio Músico Ziryab, pero su amor por el teatro musical la llevó a seguir estudiando esta especialidad en la capital de España. "Hice una temporada larga de castings, ya tenía algunos "no" y este lo daba por perdido, porque habían pasado semanas, pero fue una maravilla cuando conocí la noticia", cuenta la cordobesa con mucha ilusión.

Clara Martinez en una foto promo / Alejandro Placios

"Empecé otra carrera en Madrid, pero empecé a meterme en otras disciplinas y entré en la Resad (Real escuela Superior de Arte Dramático), otro sueño", recuerda. "Había trabajado en musicales infantiles, familiares, a pequeña escala. Este es un proyecto que va dirigido a un público más general. Desde el primer día me lo tomé con mucha responsabilidad, estaba muy agradecida por la oportunidad. Le dedico el tiempo que necesita. Cuando haces una cosa, tienes que estar tranquila con el trabajo ya hecho. Luego, concentrarte, disfrutar y hacer disfrutar al público", reconoce la artista.

En lo que respecta a la trama del proyecto, Martínez indica que "me siento orgullosa de poder estar contando su historia, es superinspiradora, a cualquier persona que tenga sueños le va a inspirar", apuntilla la artista. "Está bien empezar en un musical de esta manera para tener una experiencia en el escenario", añade la cordobesa mientras recuerda todas las disciplinas implicadas en el proyecto.

En su caso, también es consciente de que, aunque pueda vivir experiencias de gran envergadura que le pueden abrir puertas hacia propuestas futuras, las pausas son parte de la carrera. "Te tienes que acostumbrar que el "no" es parte de la profesión, no siempre vas a dar el perfil. No significa que seas mejor o peor, sino que ese trabajo en concreto no es para ti. Aquí lo hubo para mí y no puedo estar más contenta", celebra.

Álex Garasa también forma parte del elenco de Raffaella: "Me he formado en el conservatorio Profesional de Danza Luis del Río, donde empecé con 16 años en especialidad de Danza Clásica. Además, compaginé los estudios con la Esad (Escuela Superior de Arte Dramático)", cuenta este joven natural de Posadas. En su caso, ya ha tenido la oportunidad de llevar su arte por ciudades y formatos diferentes: "He bailado diferentes veranos en parques de atracciones, además de en musicales como Emily, la eterna prometida", dice.

Alex Garasa en una foto promo / Alejandro Palacios

Sobre el hecho de buscar la escena en otras comunidades de España, Garasa describe que "en Córdoba contaban mucho conmigo". "Interpreté El collar de la paloma, pero es verdad que llega un punto que quieres intentarlo. Si quieres de verdad actuar, y disfrutar de diferentes proyectos, tienes que moverte. También es el tipo de vida que tú quieras. He tenido claro que me gusta viajar y este tipo de trabajo te da mucho de eso. Si te gusta más estar afincado, no es el tipo de vida que buscaría. En Madrid tienes más oportunidades, pero si lo miras hay mucha competencia", justifica el bailarín. "Estar en un musical era uno de mis sueños", confiesa.

Viviendo en una gran familia

A pesar de estar viviendo esta oportunidad, los bailarines ponen los pies en la tierra, ya que saben que es una profesión emocionante a la vez que cambiante. Ahora, sienten que viven en una gran familia, aunque tienen presente que no todas las temporadas de pausa o castings se llevan bien, pero siguen animando a no ver todo como algo personal. "A veces, lo resumes en valgo y no valgo, y no debe ser así. Es muy complicado separarlo de ti. El año pasado, por lo menos diez casting fueron un no", señala.

Juan Carlos Muñoz también se ha unido a Raffaella. Durante su vida, ha tenido la oportunidad de conocer diferentes disciplinas: urbano, hip hop o bailes de salón. Llegó a Madrid para seguir estudiando, aunque ya había estado en la capital realizando una formación para la que pasaba más de diez horas en coche junto a su madre para hacer realidad su sueño. "Noté el casting superbién, lo hago de corazón, salí satisfecho y no perdí la esperanza. A principios de agosto estaba en Córdoba y recibí la noticia, fue emocionante", explica.

Juan Carlos Muñoz / Alejandro Palacios

"Tengo 20 años y pienso que cuando amas la danza, eres bailarín. Pero para dedicarte de forma profesional siempre tienes que seguir formándote. Lo más importante es no rendirte. Hay que darle el tiempo necesario a uno mismo. Cuando te machacas demasiado, el cuerpo lo nota", declara. "Recuerdo que en mi infancia siempre me invitaban a cumpleaños y no podía ir, aunque mis padres me lo decían, yo quería estar bailando", recuerda. Para él su objetivo siempre estuvo claro: "Quiero dedicarme a esto para siempre, ya lo sabía de antes. Ahora, por fin estamos viviendo el sueño, lo que realmente es esto. Me he subido a este barco, y no me quiero bajar", declara con emoción. Y recuerda que también forma parte de otro proyecto a la vez, La noche de los 80.

"El primer día nos estuvieron preguntando en el musical sobre nuestra vida, y que dijéramos qué nos hacía especiales para estar, y nos emocionamos juntos. Hay gente que decía que había nacido con un libreto debajo del brazo. Yo no me puedo imaginar otra vida que no sea esto", finaliza.

Diferentes caminos, diferentes formas de aprender, pero sólo una forma de vivir un sueño. Una oportunidad que aporta tanto profesional como personalmente a los artistas. Después de años de lecciones, sacrificio y trabajo bien hecho, hoy hacen disfrutar al público nacional de todo lo que crearon desde su Córdoba natal.

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